Pocas veces un presidente de los Estados Unidos ha visto caer su popularidad tan rápidamente. La diferencia entre quienes aprueban y desaprueban la gestión de Barack Obama ha caído en un año de 43 puntos a 7, y si fracasa la reforma sanitaria, principal promesa electoral del actual inquilino de la Casa Blanca, entrará muy pronto en cifras negativas.

La prueba es la derrota experimentada por los demócratas en los estados de Virginia y Nueva Jersey, que el pasado martes eligieron como gobernadores a sendos republicanos, a pesar del apoyo del presidente a los candidatos demócratas en el poder, y a pesar de que en ambos estados ganó Obama en noviembre de 2008.

Además los vencedores de esta semana no son republicanos cualesquiera, sino representantes del ala más conservadora del GOP (Great Old Party), ambos de religión católica y con una clara trayectoria antiabortista.

Bob McDonnell, gobernador electo de Virginia, ex militar y ex fiscal general del estado, tiene 55 años y cinco hijos. Sus posturas pro-life son conocidas, pues como legislador introdujo diversas enmiendas limitativas del aborto en los últimos meses y del aborto en menores. Además sus adversarios han rescatado algunos trabajos suyos de juventud en los que defendía que el Partido Republicano debía involucrarse en una política activa por la familia y criticaba el auge del divorcio y de la homosexualidad. Aunque McDonnell ha afirmado que algunos de sus puntos de vista han ido cambiando («me he hecho más viejo», ironizó), tampoco se ha retractado.

Por su parte, Chris Christie, gobernador electo de Nueva Jersey, tiene 47 años y cuatro hijos. Es contrario a que se considere matrimonio la unión entre personas del mismo sexo, defiende el cheque escolar para garantizar la libertad de enseñanza, y ha prometido limitar el aborto por nacimiento parcial y otras medidas restrictivas del aborto, como obligar al consentimiento paterno en las menores y exigir un plazo de veinticuatro horas para la intervención: «Escuchar el latido del corazón de mi hija, hace catorce años, cuando tenía sólo trece semanas, tuvo un impacto muy fuerte sobre mis convicciones», afirmó Christie tras declararse pro-vida. Como a McDonnell, también se le ha acusado de moderar este tipo de opiniones durante la campaña para lanzar un mensaje menos tajante.

Pero el caso es que uno y otro, con principios claros a favor de la familia y contra el aborto en el seno de un Partido Republicano donde siguen predominando los centristas, han propinado a Obama la primera derrota electoral de su mandato, aún basado en buena medida en el márketing de la campaña presidencial.