(L. R. R./La Razón) Una misa, presidida por el cardenal arzobispo de Madrid Antonio María Rouco y concelebrada por todos los obispos de la provincia eclesiástica, puso fin ayer a la «Misión Joven» que durante los dos últimos años ha movilizado a los jóvenes católicos de esta comunidad autónoma. La eucaristía, en acción de gracias por los frutos de esta iniciativa evangelizadora, se celebró en la basílica del Cerro de los Ángeles, a la que los jóvenes habían llegado en peregrinación desde Getafe. La «Misión Joven», que tuvo su momento culminante en la peregrinación a Roma del pasado verano en la que los jóvenes madrileños fueron recibidos por Benedicto XVI, podría ser el preludio de la designación de Madrid como la próxima sede de la Jornada Mundial de la Juventud, después de la que el próximo julio se celebrará en Sidney (Australia). De hecho, el acto de ayer, con la peregrinación, la celebración de la eucaristía, el festival juvenil y la vigilia de oración con la que concluyó, tuvo un esquema que condensaba los distintos actos que habitualmente conforman los encuentros mundiales del Papa con los jóvenes que se realizan cada tres años. Durante estos últimos dos años los jóvenes de Madrid han realizado diferentes actividades de evangelización dirigidas de forma especial hacia las personas de su entorno más próximo, como actos en la universidad o predicación en las habituales zonas de fiesta de la ciudad. En el último año, el acento se ha puesto en la familia a través de la participación de los jóvenes matrimonios en las acciones de la «Misión Joven».