Como no podía ser de otra manera, la coordinadora de la llamada Iglesia de Base de Madrid, se reunió en la parroquia de san Carlos Borromeo, la de los «curas rojos» de Madrid, devotos de la Teología de la Liberación, donde Bono, Zerolo y algún otro se congratulan «comulgando» con rosquillas.

Allí se reunieron para alumbrar una declaración hecha pública hace pocos días, en la que se proclama una intensa defensa de quienes ellos llaman «los cinco cubanos apresados por trabajar contra el terrorismo». En concreto, se refieren a Gerardo Hernández, René González, Fernándo González, Ramón Labañino y Antonio Guerrero y según aseguran los miembros de dicha  coordinadora, «su "delito" real consistió en infiltrarse en organizaciones mafiosas que en Miami preparaban atentados (más de 170 planes documentados) a perpetrar en la isla, con el objetivo de minar la credibilidad del Gobierno cubano y de sembrar el pánico entre la población. su tarea fue únicamente la de prevenir actos terroristas».

En la declaración, aseguran que las detenciones se produjeron «en el contexto de un clima de extrema tensión política, derivada del injustificable bloqueo que los EEUU impusieron en los años sesenta al pueblo de Cuba, por el simple hecho de que éste, en uso de su soberanía, adoptara un régimen político ajeno y discrepante con el modelo norteamericano».


Estos ciudadanos cubanos fueron detenidos el 12 de septiembre de 1998 por el FBI norteamericano. En la denuncia presentada ante el Tribunal Federal de Instrucción de Miami se detalla que «el objetivo de la conspiración era funcionar como espías encubiertos al servicio del gobierno dela República de Cuba dentro de Estados unidos, reuniendo y transmitiendo información al gobierno cubano sobre instalaciones militares, funciones gubrmnamentales y actividades políticas privadas en Estados Unidos».

En concreto, algunos de los10 detenidos en la operación, que formaban parte de la llamada «Red Avispa», admitieron haber organizado la «Operación escorpión», que consistió en infiltrarse en la organización anticastrista «Hermanos al rescate» y ofrecer la información necesaria para que el 24 de febrero de 1996, aviones MIG de la fuerza Aérea Cubana derribaran sobre aguas internacionales las avionetas de rescate de balseros, resultando muertas cuatro personas.

Gerardo Hernández era el jefe de la «Red Avispa» y mantuvo desde su arrestro hasta noviembre de 2000, que su nombre era Manuel viramontes, identidad con la que entró en EEUU en 1992 habiendo accedido al grado de teniente de la Inteligencia cubana. Según sostuvo la fiscalía de los EEUU, Hernández, fue ascendido a capitán tras el derribo de las avionetas de «Hermanos al rescate». En marzo de 2001, su abogado pidió al tribunal que se retiraran los cargos referidos a este hecho, pero la fiscalía presentó como prueba dos mensajes cifrados dirigidos desde La Habana dirigidos a Hernández donde se indica que «fue aprobada la Operación escorpión».

René González, otro de los integrantes de la «Red Avispa», fue un agente doble con contactos en el FBI propiciados por otro espía cubano huído en 1996, justo antes del episodio de las avionetas, Juan Pablo Roque, según publicaron los medios norteamericanos en el mes de agosto de 1999. René González, junto a Roque, se infiltró en «Hermanos al rescate» como piloto.

Ramón Labañino, montó un centro de escucha a principios de los 90 y , cumplió al menos otras dos misiones en La Florida y fue considerado durante el juicio como un veterano de las labores de inteligencia cubana enlos Estados Unidos.

En diciembre de 2001 fueron condenados a altas penas de prisión, acusado, entre otros delitos, de conspiración para asesinar y conspirar para obtener secretos militares. Todos ellos son considerados por Cuba como «los cinco héroes prisioneros del Imperio».