Los nombramientos se retrasan, pero no podrán retrasarse mucho más. Y si la Santa Sede da el visto bueno, el nuevo nuncio en España, Renzo Fratini, podría comenzar pronto una «revolución episcopal». La presencia de nuevos prelados españoles en la Curia podría agilizar los trámites. Es lo que afirman los analistas, que recuerdan que con los nuevos nombramientos desaparecerá la mayoría de prelados de la «era Tarancón» y podría comenzar una nueva realidad en la Iglesia española.

Cuando el anterior nuncio, monseñor Monteiro de Castro, se despidió de la prensa, se mostró «razonablemente satisfecho» por haber cambiado durante su mandato a la mayoría de los obispos españoles. Pero admitía que quedaban todavía «algunos asuntos pendientes». Esos «asuntos» son, a día de hoy, cuatro diócesis españolas de peso –Valladolid, Córdoba, Oviedo y Teruel– sin obispo, algunas de ellas desde hace varios meses; otras cinco (Guadix-Baza, San Sebastián, Solsona,Tui-Vigo y Sigüenza-Guadalajara) en las que su titular ha cumplido los 75 años, edad que marca el Derecho Canónico para presentar la renuncia; y otros dos obispos que alcanzarán esa edad: el auxiliar de Toledo y el titular de Cádiz.

En total, once nuevos prelados que deberán salir de las ternas de candidatos que presente al Papa el nuevo nuncio;  muchos esperan que los nuevos obispos traigan nuevos métodos, un renovado ardor y sobre todo, un nuevo lenguaje para conectar con las necesidades de los católicos españoles.  Si logran encarnar esos tres pilares, la «nueva evangelización» proclamada por los dos últimos pontífices estaría más cerca. La incorporación de nuevas estrategias pastorales ayudará a abordar los principales retos: la secularización, la crisis económica, la nueva ley de libertad religiosa, los choques con el Gobierno en materias como la defensa de la vida, la familia o la educación y la gran cita de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid 2011.

Entre  los más probables relevos, desde que fuera nombrado obispo de Palencia, suena monseñor Munilla como próximo obispo de San Sebastián, así como la  inmediata incorporación de monseñor Juan José Asenjo, hoy arzobispo coadjutor de la archidiócesis de Sevilla, tras la inminente renuncia del cardenal Amigo.