El responsable de prensa de la diócesis de Esztergom-Budapest, János Csaba Tóthel, destacó la importancia de la beatificación no sólo por ser «la primera vez que se proclama beato una víctima del comunismo en Hungría», sino también porque se considera un «símbolo regional», ya que «la maquinaria de los regímenes de los países comunistas de Europa Central y del Este era muy parecida una a la otra».
Meszlényi nació en Hatvan, al este de Budapest y fue obispo auxiliar de Esztergom, en sucesión de József Mindeszenty, cardenal y arzobispo húngaro, también perseguido y detenido en 1948 por el estado comunista. Mártir y víctima de la represalia comunista de estos años contra la religión y las iglesias, Meszlényi fue también detenido, en 1950, por las fuerzas de seguridad, informa Efe.
El obispo fue encarcelado en Kistarcsa, cerca de Budapest, donde, según recordaba ayer el diario magiar Népszabadság «tuvo que mantener abierta la ventana de su celda en invierno» y fue «torturado diariamente». Su detención nunca fue anunciada oficialmente y según el experto István Mészáros «era inocente. Sus adversarios nunca pudieron acusarle de nada, pero tampoco lo intentaron».
Existen dudas sobre la fecha de la muerte de Meszlényi, pues algunos la datan en 1951 y otros en 1952, pero la Iglesia se inclina por el primero de esos años. De todas formas, sus restos fueron exhumados en 1966 y sus cenizas trasladadas a la basílica de Esztergom.
Meszlényi fue ordenado sacerdote en 1915 en Innsbruck (Austria), al año siguiente se doctoró en teología, y posteriormente, en 1940, le nombraron profesor de la Universidad «Pázmány Péter». El Vaticano dio a conocer la fecha oficial de la beatificación en septiembre de este año, después del reconocimiento de su martirio por parte de Benedicto XVI, en julio de 2009.