Los 57 puntos radiografían la realidad africana. Se habla de aborto, inmigración, democracia, educación, sida, justicia social, desarrollo, diálogo interreligioso y ecuménico… Respecto a la interrupción voluntaria del embarazo, los padres sinodales subrayan que es «inaceptable» su promoción. «Según las enseñanzas de la Iglesia, el aborto es contrario a la voluntad de Dios». La Iglesia africana, por tanto, debe usar «los medios y estructuras necesarias para acompañar a las mujeres y parejas que piensen abortar».
Igual de firmes se muestran los padres sinodales respecto a la pena de muerte. «El crecimiento de la oposición pública a esta práctica es un motivo de esperanza», se lee en la proposición 55, que pide su «abolición total y universal». La pena capital, denuncian, se usa a veces no sólo como castigo por los crímenes cometidos, sino también para eliminar a los opositores políticos. Además, esta condena afecta más a los pobres, quienes tienen menos recursos para defenderse. «La dignidad de la persona exige que se respeten los derechos fundamentales incluso cuando esa persona no respeta los derechos de los otros».
Son muy significativas las proposiciones 24, 25 y 26, dedicadas al buen gobierno, la política y las elecciones. Los padres sinodales ofrecen su definición de democracia y piden a los países africanos que se sometan a ella. «Sin igualdad entre las personas, soberanía de los pueblos y respeto a la aplicación de la ley, a la democracia le falta vitalidad y muere». Hubo también espacio para la crítica: «En muchas naciones africanas se producen violaciones de los derechos humanos y hay corrupción e impunidad que fomentan los golpes de Estado, los conflictos y las guerras».
En el último día de trabajo antes de la solemne misa en la basílica de San Pedro que concluye hoy, el encuentro deparó una sorpresa. Benedicto XVI quiso agradecer el trabajo que el cardenal Peter Turkson, arzobispo de Cape Coast (Ghana), ha realizado como relator y secretario general del Sínodo y le nombró presidente del Pontificio Consejo de Justicia y Paz. Sustituye en el cargo al cardenal Renato Raffaele Martino, quien deja el puesto por razones de edad.
Los padres sinodales presentaron el pasado viernes en una rueda de prensa en el Vaticano el mensaje final de la Asamblea Sinodal, que indica que el compromiso con la reconciliación en África es una acción común no sólo de la Iglesia sino también de diferentes organizaciones y confesiones.
A pesar de que los obispos africanos reconocen la labor social que realiza la ONU en África, exigen también más transparencia y coherencia a la hora de realizar estos programas: «Valorad con atención los servicios que ofrecéis a nuestra gente, aseguraos que sean buenos para nosotros». En este sentido, los prelados denuncian algunos proyectos que las Naciones Unidas han liderado y que atentan contra la dignidad de la mujer y la familia.
Respecto al tema del sida, los obispos advierten, como ya hizo Benedicto XVI, de que este problema «no puede ser superado con la distribución de preservativos» y piden que se reconozca «el éxito de los programas que aconsejan la abstinencia entre los no casados y la fidelidad entre los casados». «África no está abandonada al fracaso. Nuestro destino esta todavía en nuestras manos. África levántate», anima el mensaje final.