Arantza Quiroga, al ser preguntada sobre si supone un «riesgo» firmar el manifiesto «Mujeres contra el aborto», responde que no «considero que sea un riesgo. Es algo normal cuando, como es mi caso, damos mucha importancia a la defensa de la vida». Y añade: «Soy consciente de no estar con el espíritu de los tiempos pero es una causa que cada vez congrega a más gente, más allá de los fieles católicos».
 
Asimismo, dice que el objetivo de José Luis Rodríguez Zapatero con esta reforma «es siempre el mismo: exacerbar los conflictos, obligar al Partido Popular a votar en contra de todo lo que propone y luego tachar a sus oponentes de extremistas invocando las viejas divisiones, el franquismo y el antifranquismo».
 
«En vez de preocuparse», prosigue, «sobre los abusos de la ley vigente -los abortos ‘psicológicos’ se autorizan sin ningún discernimiento- o sobre la manera de ayudar a la mujeres embarazadas, el gobierno propone la gratuidad de la píldora del día después y el ‘derecho’ de abortar con 16 años sin el acuerdo de los padres».
 
De ahí que se indigne: «¿Qué mensaje se quiere transmitir a los jóvenes? ‘Ten las relaciones sexuales que te apetezca, que no va a tener ninguna consecuencia’». Sobre el espinoso tema de la actitud del PP respecto del aborto durante sus años el gobierno, reconoce que «se puede criticar su política pero, al menos, nunca pretendió que el aborto fuera un ‘derecho’» para, a continuación, precisar que el partido que preside Mariano Rajoy «no es confesional» y que en él «conviven distintas sensibilidades».
 
Tampoco echa balones fuera al ser preguntada sobre si el hecho de ser católica cambia algo a su compromiso. «Es un auténtico desafío», contesta. Y aclara que no está aquí para «dar catequésis sino para transmitir los valores que conforman la sociedad. Procuro ser un modelo para las jóvenes generaciones». Y señala que «si tuviera que elegir entre mi conciencia y mi carrera política, no dudaría: me iría a mi casa».