La unificación de las «proposiciones» constituye un trabajo enorme que ha sido afrontado por el relator general del Sínodo, el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, arzobispo de Cape Coast (Ghana), asistido por los dos secretarios especiales -monseñor Damião António Franklin, arzobispo de Luanda (Angola), y monseñor Edmond Djitangar, Obispo de Sarh (Chad)-, y por los relatores de los doce grupos de trabajo.
 
La lista única de las «proposiciones» será presentada a los padres sinodales en la mañana de este martes. Posteriormente se reunirán de nuevo en grupos de trabajo para preparar las enmiendas a las «proposiciones». En la tarde del viernes se presentará la lista final de las «proposiciones» para que sean votadas el sábado en la mañana, víspera de la misa conclusiva de las sesiones de trabajo del Sínodo.
 
Los argumentos principales de las «proposiciones» pueden ya intuirse tanto en la «Relatio post disceptationem» (Relación después de la discusión) del cardenal Turkson, presentada el 13 de octubre, como en las relaciones de los grupos de trabajo. El cardenal de Ghana concluyó la relación con unas preguntas que han constituido la brújula para redactar las «proposiciones».
 
De estos enunciados y de las propuestas de los grupos de trabajo se puede constatar que el Sínodo se convertirá en un anuncio de Cristo como «nuestra reconciliación», «nuestra justicia» y «nuestra paz».
 
Entre los temas que más interés han recibido tanto en el aula como en los grupos de trabajo, destacan la desestabilización de la familia, la dignidad de la mujer y su misión al servicio de la paz y la justicia, la misión profética de la Iglesia al servicio de la justicia y la paz, la necesidad de formar a los laicos comprometidos en la política, la urgencia de utilizar los medios de comunicación en la evangelización, y el indispensable testimonio de «servicio» de los sacerdotes.
 
Paralelamente a las «proposiciones», avanza la redacción del mensaje al pueblo de Dios (en latín «Nuntius»), cuyo primer borrador fue presentado a la asamblea el sábado por monseñor John Olorunfemi Onaiyekan, arzobispo de Abuya, presidente de la Comisión que se encarga de la redacción del texto.
El mensaje, que será presentado y votado por la asamblea sinodal el viernes por la mañana, se dirigirá entre otros a los responsables de los pueblos de África para recordarles su responsabilidad no sólo ante la violencia e injusticia, sino también ante la pobreza y el hambre.
 
El mensaje tiene lugar en medio del recrudecimiento de enfermedades letales en África, entre las que se ha pedido que en el mensaje no sólo se incluya el sida, sino también otros flagelos «históricos», como la malaria, que afecta a más de doscientos cincuenta millones de personas, o la tuberculosis, que aflige a más de doscientos millones. El virus VIH ha infectado a treinta millones de personas, aunque sigue causando el mayor número de víctimas.