(Zenit.org) Una comisión vaticana ha reconocido como un verdadero milagro de Dios, atribuido a la intercesión del beato Damián de Molokai (isla de Hawai), mundialmente conocido como el apóstol de los leprosos. El padre Bruno Benati ss.cc., postulador general de la causa, ha revelado que el caso fue analizado el 29 de abril por la Comisión de los Consultores Teólogos de la Congregación para las Causas de los Santos. Se trata de la sanación de la señora Audrey Toguchi de Honolulu, enferma de cáncer --liposarcoma pleomorfico metastalizado--, "enfermedad que no tiene curación humana", aclara. "En su enfermedad la señora Audrey, fue visitada por los padres y hermanas de los Sagrados Corazones", congregación a la que pertencía el padre Damián, "los cuales la invitaron a dirigirse personalmente y a la intercesión del Beato." La mujer recuerda: "He orado al Beato Damián. Fue el hombre central de mis oraciones: desde el 1 de mayo hasta el 19 de enero 2004 mis oraciones fueron dirigidas a Dios exclusivamente por medio del beato. Estoy convencida que esta milagrosa desaparición del cáncer se debe su intercesión". "Los médicos que han examinado esta sanación están todos de acuerdo que no es explicable desde el punto de vista científico. La señora Audrey hoy goza de una perfecta y completa salud", indica el postulador. El milagro tendrá que ser ahora analizado por una comisión de cardenales y obispos para que pueda tener lugar la canonización El beato Damián (18401889), su nombre de pila era Jozef de Veuster, nacido en Bélgica, llegó como misionero de de los Sagrados Corazones en 1965 a Honolulu, donde fue ordenado sacerdote. La lepra afectó seriamente a los nativos de las islas de Hawai, que desconocían antes de la llegada de los comerciantes. Ante el miedo a que se esparciera la epidemia, el rey Kamehameha IV segregó a los leprosos del reino trasladándolos a una colonia establecida para ellos en el norte, en la isla de Molokai. La "Royal Board of Health" les administró suministros y comida, pero no contaban con los medios apropiados para ofrecer asistencia médica. El padre Damián solicitó a su obispo el poder instalarse en la isla para atender espiritualmente a los enfermos, que morían en gran número. En los asentamientos Kalaupapa, en Molokai, vivían seiscientos leprosos. La primera misión que se impuso Damián fue construir una iglesia y establecer una parroquia. Con su actividad pastoral, logró regenerar la convivencia social en la "colonia de la muerte", donde enfermos peleaban para sobrevivir. Con su labor, se restablecieron la leyes básicas, se volvieron a pintar las casas, se reanudó el trabajo en las granjas y alguna de ellas se convirtió en escuela. Falleció a causa de la lepra. El 1 de diciembre de 2005, el Padre Damián fue elegido "el belga más grande de todos los tiempos" por la televisión abierta flamenca (VRT). Juan Pablo II le beatificó en 1994.