Desde que el diario La Vanguardia destapara el contenido del informe del Instituto Borja de Bioética, regido por el jesuita Francesc Abel, en el que se apoya la nueva legislación sobre el aborto, se esperaba una reacción oficial por parte de algún miembro cualificado del episcopado español.

En respuesta a la petición de ReL, monseñor Manuel Sánchez Monge, obispo de Mondoñedo Ferrol y miembro de la subcomisión para la Familia y Defensa de la Vida de la conferencia Episcopal, ha asegurado con contundencia que el posicionamiento del informe «no respeta la doctrina de la moral católica».

El informe asegura que «hay suficientes argumentos desde el punto de vista biológico, ético y jurídico para afirmar que, al embrión humano, hay que otorgarle un valor diferenciado» según si ha superado la fase de implantación en el útero o no, pero monseñor Sánchez advierte que «es el embrión humano, en tanto que humano, el que tiene derechos y lo demás hemos de reconocerlos» ya que «no es de nuestra incumbencia otorgar derechos a quien ya los tiene».

Por otra parte, el prelado describe a ReL cómo «la tolerancia con respecto a las "intervenciones sobre el embrión humano" es también muy amplia» en el informe que, además, «admite el carácter ético de todas las medidas anticonceptivas, incluida la píldora abortiva, llamada popularmente del día después». Además, el prelado alerta que el informe considera que el ser humano en fase implantatoria no puede ser considerado «un ser humano completo» según los autores del informe. Circunstancia sobre la que el obispo de Mondoñedo se pregunta: «¿Por qué no hablan de "persona"?» y «¿qué es un ser humano "incompleto"?». Esta indefinición, concluye monseñor Sánchez, es de la que se deriva la «tolerancia» a la que hacía referencia.

Siguendo con las conclusiones del informe, el prelado asegura que, aunque no se dice que haya un «derecho a abortar» en el informe, sí se plantea que «hay algo jurídicamente se equipara a un derecho, aunque no diga en qué consiste».


En conclusión, monseñor Manuel Sánchez Monge, se pregunta por «dónde queda la vida humana como bien fundamental y "básico"» en el informe o «dónde está el respeto a un ser humano inocente e indefenso». Las posturas defendidas en el informe, subraya el obispo, «son contrarias a la moral católica expresada sin ambigüedades por los Papas y obispos en nuestros días». Y para muestra, el número 57 de la carta encíclica Evangelium vitae de Juan Pablo II, en el que se afirma que «la decisión deliberada de privar a un ser humano inocente de su vida es siempre mala desde el punto de vista moral y nunca puede ser lícita como fin, ni como medio para un fin bueno». «Nada ni nadie además puede pedir este gesto homicida para sí mismo o para otros confiados a su responsabilidad, ni puede consentirlo explícita ni implícitamente», prosigue el documento pontificio.


El obispo de Mondoñedo Ferrol señala a ReL, que la Iglesia española se ha pronunciado en múltiples ocasiones sobre estos asuntos, tanto respecto al Proyecto de Ley del Gobierno, como sobre otros asuntos relacionados, al tiempo que reomienda la lectura de la Instrucción Dignitas personae, publicadapor la Congregación para la doctrina de la fe el 8 de septiembre de 2008.

En todo caso, que «la Iglesia no se popone a la ciencia, ni tampoco a las investigaciones en el campo de la biología». «Lo que sí rechaza-puntualiza- son las formas de investigación que incluyen la eliminación programada de seres humanos ya existentes, aunque aún no hayan nacido».