–¿Cómo piensan hacerlo?
– Parecía una locura, ¿verdad?, pero Dios ha dado los medios. Es un proyecto serio. Nos presentamos a un concurso y la Comunidad de Madrid nos adjudicó una parcela por 75 años. La Administración paga a los profesores, si nosotros construimos el edificio. Sin mover nada, un banco ya nos llamó para financiar el 80 por ciento del edificio, porque le interesaba la zona. En esta época de falta de liquidez es un milagro. Y una constructora que ve factible el proyecto hará la obra, adelantando un dinero que devolveremos en plazos de varios años. Y así tenemos un nuevo colegio católico.
– ¿No le da miedo que se opongan grupos socialistas o laicistas?
– Zapatero es nuestro mejor patrón: asusta e indigna a muchísimos padres que buscan un colegio serio, con valores. Por ejemplo, las manifestaciones de militantes laicistas ante el colegio católico Monte Tabor, de Pozuelo, alejaron del centro a los padres que no compartían sus valores y atrajeron en cambio a su público, familias cristianas. Una publicidad así es lo mejor que nos podría pasar.
– ¿Por qué dice que será un colegio «católico de verdad»?
– Porque muchos colegios que hoy se declaran católicos lo son sólo de nombre. En el siglo XX la educación católica se basaba en el colegio de religiosos y la familia. Ambas están hoy en crisis. Muchas órdenes han envejecido y han perdido su visión fundacional. Engañan a los padres y transigen en Educación para la Ciudadanía, en temas bioéticos... Nosotros somos laicos de diversos movimientos, un recambio generacional con ideas claras y no nos importa que nos señalen.
– ¿Separarán a niños y niñas?
– Estarán en el mismo pasillo, juntos en el patio y en el comedor. Tendrán aulas separadas sólo en primaria y secundaria, no en infantil. Muchos años de experiencia «scout» y diversos estudios demuestran las ventajas de este sistema en ciertas edades.
– ¿Mucha disciplina?
– Es necesaria la autoridad. Pero el tiempo libre también es importante. Insistiremos en el deporte y en actividades de fin de semana, abiertas a todo el barrio.
Corvera estudió para aparejador, pero en el movimiento católico «Scouts de Europa» aprendió un tipo de liderazgo que aplicó luego en su empresa de la construcción y en sus iniciativas de promoción educativa. También en los scouts descubrió su vocación de educar en la lealtad y la disciplina. «Un chico que entró en mi grupo con 12 años se bautizó y ahora es sacerdote. Aprendí que el trabajo educativo a ciertas edades es perenne y merece volcarse en ello», explica.