El aula magna de la Universidad Francisco de Vitoria estaba completa de alumnos, aunque durante la última media hora se comenzaron a vaciar algunas filas, tal vez por el solapamiento de horarios. Tal vez por el tema del que se trataba, entre los asientos se veían más alumnas que alumnos.
El sacedote católico Florencio Sánchez, LC, declaró «la vida es sagrada. Y la mejor prueba de ello es que haya madres que no comen para que lo hagan sus hijos». Para el imán islámico Riad Tatari «La vida es el primero de los derechos principales. No tiene sentido defender ningún otro derecho si no se reconoce el derecho a vivir». El judío Baruk Garzón, tal vez el que arrancó más aplausos, ironizó: «¿A dónde estamos yendo? La gente no quiere tener hijos para poder comprarse un frigorífico y un coche. Me preocupa la escala de valores actuales. ¿Por qué se está renunciando a derechos?». Para el rabino señaló que cuando la generación actual habla de tener hijos como un sacrificio parece olvidar que ellos están vivos gracias a que sus padres lo hicieron.
La frase de Bibiana Aído «un feto de 13 semanas es un ser vivo, pero no es un ser humano, eso no tiene ninguna base científica» - que fue la respuesta a la pregunta de un estudiante de la propia UFV en la cadena SER - ocupó también gran parte del coloquio. Para el padre Sánchez «el exabrupto de la ministra dijo más de lo que parece, ella estaba negando que era humano, porque si lo hubiera reconocido, al feto como humano, habría identificado que eliminar a un ser humano, aunque no haya nacido es igualmente horrible». Para el imán Tatari, aquella frase de la ministra fue un error «es política, y la política le hace perder de vista la realidad». En opinión de Baruk Garzón, el representante judío, no hay que trasladar el problema a la política: «Yo de los políticos no espero nada. Los políticos que se queden con sus politiquerías». El rabino dejó claro que para él carecía de sentido criticar las actitudes políticas, porque ello significaba entrar en su juego. «Los judíos somos un pueblo con memoria, y sabemos de los desastres de izquierda y derecha, de los Gulags y de las cámaras de gas. Y no conviene olvidar lo que el Gobierno anterior hizo con el aborto, yo no le he olvidado», en alusión a los ocho años de Gobierno de José María Aznar, en los que no se modificó la ley del aborto argumentando que no estaba en su programa electoral.
El representante evangélico criticó la escasez de debates sobre el aborto y sobre la vida y la humanidad de las víctimas y señaló que en su programa lo trataba con frecuencia «yo vivo cerca de una clínica abortista y el hedor que sale de la chimenea es algo que me impacta moralmente». El padre Sánchez mantuvo su crítica al Gobierno por la ley actual del aborto que se está tramitando: «Pretender legislar sobre el tema del aborto y los fetos sin incluir el debate sobre si es un ser humano o no, es censurar». En opinión de su colega judío no tiene sentido buscar una solución político, sino una civil: «tenemos que ser cada uno los que actuemos contra el aborto. Nosotros los judíos tenemos una organización para intentar dar todo el apoyo posible a una mujer embarazada, encontrarle trabajo y mantenerle al niño por un año». Los representantes católico y evangélico señalaron que ellos también disponían de asociaciones similares.
Otro momento de debate fue el tema de los anticonceptivos, cuando el representante evangélico, Pablo Sánchez – presentador de La 2 – explicó: «Para los evangélicos los métodos anticonceptivos son totalmente válidos siempre que no sean abortivos. Entendemos el sexo como un elemento de amor no exclusivo para la procreación», lo que causó una gran impresión. Otro tema polémico fue cuando una mujer pregunto al representante islámico por el trato a la mujer en su religión, el imán Tatari aseguró que no era una cuestión de religión sino de fisonomía, además de señalar que la situación de las mujeres islámicas no era la misma según que comunidad. «Tengan en cuenta que hay comunidades musulmanes en todos los países del mundo menos en el Vaticano, y son muy diferentes, algunas más modernas que otras». Pero la declaración más sorprendió al público es cuando aseguró que en la historia de su religión había habido innovaciones feministas, como que en la antigüedad hubiera más mujeres médico que hombres. «El primer gran liberador de la mujer ha sido el islamismo».
En el acto también intervinieron muchos de los alumnos presentes, lo que amplió el contraste de opiniones. Uno de ellos criticó que los cuatro representantes hicieran referencia a su oposición al aborto desde una perspectiva religiosa: «¿Qué pasa si no crees en Dios?», se preguntó. El representante judío respondió: «Es que si no crees en Dios, todo es posible». Otra alumna les echó en cara su posición exclusiva respecto a los niños en el debate del aborto «Ustedes han hablado mucho de los derechos del feto, pero no les he oído hablar de los derechos de la madre». El padre Sánchez aclaró que su oposición era tanto por el niño como por la madre: «Se sabe que una madre tras matar a algo de su vientre, en un gran porcentaje queda mal», el evangélico Sánchez comentó que recientemente había tenido en su programa a dos psicólogas que hablaron de los grabes daños del síndrome post-aborto «Causa graves daños y además no puede tener hijos ya nunca». El islámico Tatari hizo referencia a la ley islámica al respecto: «En el islam cuando se produce un aborto, se entiende como una tragedia para la madre y se le da una indemnización. Es otro concepto, cuando una mujer sufre un aborto, provocado por un accidente o por lo que sea, siempre viaja toda la familia a darle el pésame». Pero la intervención más emotiva fue la de una joven profesora que se identificó como una mujer que no podía tener hijos y hubiera deseado por encima de todo tenerlo: «Quiero decir aquí ante todos las alumnas, que si alguna vez alguien está en una situación parecida, no lo mate, que los dé. Hay muchas mujeres, entre ellas yo, que están deseando recibir un hijo».
El sacedote católico Florencio Sánchez, LC, declaró «la vida es sagrada. Y la mejor prueba de ello es que haya madres que no comen para que lo hagan sus hijos». Para el imán islámico Riad Tatari «La vida es el primero de los derechos principales. No tiene sentido defender ningún otro derecho si no se reconoce el derecho a vivir». El judío Baruk Garzón, tal vez el que arrancó más aplausos, ironizó: «¿A dónde estamos yendo? La gente no quiere tener hijos para poder comprarse un frigorífico y un coche. Me preocupa la escala de valores actuales. ¿Por qué se está renunciando a derechos?». Para el rabino señaló que cuando la generación actual habla de tener hijos como un sacrificio parece olvidar que ellos están vivos gracias a que sus padres lo hicieron.
La frase de Bibiana Aído «un feto de 13 semanas es un ser vivo, pero no es un ser humano, eso no tiene ninguna base científica» - que fue la respuesta a la pregunta de un estudiante de la propia UFV en la cadena SER - ocupó también gran parte del coloquio. Para el padre Sánchez «el exabrupto de la ministra dijo más de lo que parece, ella estaba negando que era humano, porque si lo hubiera reconocido, al feto como humano, habría identificado que eliminar a un ser humano, aunque no haya nacido es igualmente horrible». Para el imán Tatari, aquella frase de la ministra fue un error «es política, y la política le hace perder de vista la realidad». En opinión de Baruk Garzón, el representante judío, no hay que trasladar el problema a la política: «Yo de los políticos no espero nada. Los políticos que se queden con sus politiquerías». El rabino dejó claro que para él carecía de sentido criticar las actitudes políticas, porque ello significaba entrar en su juego. «Los judíos somos un pueblo con memoria, y sabemos de los desastres de izquierda y derecha, de los Gulags y de las cámaras de gas. Y no conviene olvidar lo que el Gobierno anterior hizo con el aborto, yo no le he olvidado», en alusión a los ocho años de Gobierno de José María Aznar, en los que no se modificó la ley del aborto argumentando que no estaba en su programa electoral.
El representante evangélico criticó la escasez de debates sobre el aborto y sobre la vida y la humanidad de las víctimas y señaló que en su programa lo trataba con frecuencia «yo vivo cerca de una clínica abortista y el hedor que sale de la chimenea es algo que me impacta moralmente». El padre Sánchez mantuvo su crítica al Gobierno por la ley actual del aborto que se está tramitando: «Pretender legislar sobre el tema del aborto y los fetos sin incluir el debate sobre si es un ser humano o no, es censurar». En opinión de su colega judío no tiene sentido buscar una solución político, sino una civil: «tenemos que ser cada uno los que actuemos contra el aborto. Nosotros los judíos tenemos una organización para intentar dar todo el apoyo posible a una mujer embarazada, encontrarle trabajo y mantenerle al niño por un año». Los representantes católico y evangélico señalaron que ellos también disponían de asociaciones similares.
El judío Garzón también habló sobre el crecimiento islámico en Europa. «Ahora dicen que está creciendo el islamismo en el continente y parece que hay miedo a que haya más musulmanes europeos”. Pues bien: que se multipliquen, por mí, que se multipliquen. Si es para que aumente el número de gente que defienda la vida y que crea en un único Dios, que se multipliquen. Será que Dios lo quiere así. Si baja el cristianismo y crece el islamismo, será obra de Dios».
Otro momento de debate fue el tema de los anticonceptivos, cuando el representante evangélico, Pablo Sánchez – presentador de La 2 – explicó: «Para los evangélicos los métodos anticonceptivos son totalmente válidos siempre que no sean abortivos. Entendemos el sexo como un elemento de amor no exclusivo para la procreación», lo que causó una gran impresión. Otro tema polémico fue cuando una mujer pregunto al representante islámico por el trato a la mujer en su religión, el imán Tatari aseguró que no era una cuestión de religión sino de fisonomía, además de señalar que la situación de las mujeres islámicas no era la misma según que comunidad. «Tengan en cuenta que hay comunidades musulmanes en todos los países del mundo menos en el Vaticano, y son muy diferentes, algunas más modernas que otras». Pero la declaración más sorprendió al público es cuando aseguró que en la historia de su religión había habido innovaciones feministas, como que en la antigüedad hubiera más mujeres médico que hombres. «El primer gran liberador de la mujer ha sido el islamismo».
También se hicieron varias referencias a la próxima manifestación contra el aborto (17-O), que los católicos apoyan decididamente. Tanto el padre Florencio Sánchez, como el evangélico Pablo Sánchez, aseguraron que irían y que desde sus religiones se animaba a ir. El rabino Garzón animó a ir «como personas individuales» a quienes quisieran y cuantos más mejor, pero no como colectivo. El representante islámico no se pronunció al respecto.
En el acto también intervinieron muchos de los alumnos presentes, lo que amplió el contraste de opiniones. Uno de ellos criticó que los cuatro representantes hicieran referencia a su oposición al aborto desde una perspectiva religiosa: «¿Qué pasa si no crees en Dios?», se preguntó. El representante judío respondió: «Es que si no crees en Dios, todo es posible». Otra alumna les echó en cara su posición exclusiva respecto a los niños en el debate del aborto «Ustedes han hablado mucho de los derechos del feto, pero no les he oído hablar de los derechos de la madre». El padre Sánchez aclaró que su oposición era tanto por el niño como por la madre: «Se sabe que una madre tras matar a algo de su vientre, en un gran porcentaje queda mal», el evangélico Sánchez comentó que recientemente había tenido en su programa a dos psicólogas que hablaron de los grabes daños del síndrome post-aborto «Causa graves daños y además no puede tener hijos ya nunca». El islámico Tatari hizo referencia a la ley islámica al respecto: «En el islam cuando se produce un aborto, se entiende como una tragedia para la madre y se le da una indemnización. Es otro concepto, cuando una mujer sufre un aborto, provocado por un accidente o por lo que sea, siempre viaja toda la familia a darle el pésame». Pero la intervención más emotiva fue la de una joven profesora que se identificó como una mujer que no podía tener hijos y hubiera deseado por encima de todo tenerlo: «Quiero decir aquí ante todos las alumnas, que si alguna vez alguien está en una situación parecida, no lo mate, que los dé. Hay muchas mujeres, entre ellas yo, que están deseando recibir un hijo».