(Agencias) El ministro de Exteriores y jefe del equipo negociador de Turquía para su incorporación a la Unión Europea, Alí Babacan, dejó boquiabiertos el miércoles en Bruselas a los responsables de la Comisión cuando les dijo que los musulmanes de su país "tampoco pueden practicar con libertad su religión". La UE se quejaba una vez más de las limitaciones a la libertad de culto que sufren en Turquía -un Estado oficialmente laico que cuenta con un 99% de musulmanes- las minorías cristianas. Babacan es un destacado miembro del Partido de la Justicia y el Bienestar (AKP), un movimiento de base islamista que gobierna con abrumadora mayoría desde finales de 2002. En plena batalla política y judicial entre el AKP y el aparato laico del Estado, encarnado por magistrados y militares, las palabras del ministro de Exteriores en Bruselas han desatado una agria polémica en la prensa turca, que le acusa de vulnerar el principio constitucional de laicidad. El fiscal jefe del Tribunal Supremo, Abdurramán Yalcinkaya, se apresuró a ratificar ayer su demanda ante el Tribunal Constitucional para ilegalizar el AKP, que barrió en las legislativas de julio del año pasado. Yalcinkaya acusa al partido del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, y del presidente de Turquía, Abdulá Gül, de "promover actividades antilaicas". Si prospera la demanda, Erdogan, Gül y casi todos los altos cargos del partido quedarán inhabilitados para la política. La fiscalía considera como cargo principal "el levantamiento de la prohibición del uso del velo islámico en las universidades". Dos de cada tres mujeres turcas -entre ellas las esposas de Erdogan y Gül- se cubren la cabeza con un pañuelo, según la tradición musulmana conservadora. El mismo Tribunal Constitucional se reunirá la semana que viene para fallar sobre otra demanda de la oposición laica que pide precisamente la nulidad de la ley del velo. El veredicto anticipará sin duda la suerte que correrá el gobernante AKP dentro de dos meses.