(La Nación) Se habla poco de Vietnam y aún menos de sus católicos. Sin embargo la Iglesia está viva y no tiene reparo en hacer valer sus derechos.Junto con China, Corea del Norte, Myanmar y Arabia Saudita, Vietnam es de los pocos países en el mundo que todavía no reconocen a la Santa Sede. Sin embargo en los últimos tiempos se nota una cierta distensión de parte de las autoridades comunistas. En enero del año pasado el primer ministro Nguyen Tan Dung visitó Roma y se entrevistó con el Papa y el secretario de Estado del Vaticano. Anteriormente Dung se había encontrado con el arzobispo de Hanoi Ngo Quang Kiet. Por otra parte desde 1989 una delegación de la Santa Sede visita casi cada año el país. La próxima que tendrá lugar en breve será la decimoquinta y en ella el enviado papal podrá observar una vez la marcha de la Iglesia. Las últimas han sido presididas por Mons. Pietro Parolin, subsecretario para la Relaciones con los Estados del Vaticano. Los relatos de este prelado son conmovedores y muestran la fe pujante y militante de los católicos vietnamitas, el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas y las conversiones a pesar de los problemas cotidianos que deben enfrentar. Los católicos son cerca de 6 millones y constituyen el 7 por ciento de la población. La Iglesia está particularmente bien implantada entre la minoría étnica de los montañeses. Felizmente en Vietnam no existe (como en China) una institución gubernamental que divida la Iglesia promoviendo un tipo de Iglesia Patriótica. Pero los derechos de los fieles siguen restringidos. Por ejemplo todavía la Santa Sede no puede designar libremente sus obispos. El régimen obliga al Vaticano (como sucedía en el pasado reciente en algunos países católicos) a presentar una terna de la cual ellos escogen el candidato que ofrezca menores dificultades. Según el vaticanista Sandro Magister este tema y el de las relaciones diplomáticas podría ser analizado con el gobierno en la próxima visita de la delegación vaticana. Uno de los asuntos que ha movilizado a los católicos es el pedido de restitución de inmuebles y bienes de la Iglesia confiscados por el gobierno. Para ello se basan en una directiva que obliga a las autoridades devolver a los bienes y terrenos que no son necesarios para el gobierno y en una ordenanza que señala que la propiedad de los sitios de interés religiosos está protegida por la ley. Los reclamos se han hecho al más alto nivel por parte del arzobispo de Hanoi o de otras autoridades religiosas según corresponda. Pero junto a estos pedidos formales los católicos, con paciencia oriental rezan y organizan manifestaciones pacíficas llevando flores y velas. Hay que reconocer que este método no siempre dado resultados pero los católicos, confiados de que les asiste el derecho, no cejan. “No podemos callar más” declaró el obispo Van Tan “el silencio, en este momento significaría complicidad y aceptación de la injusticia”.