Este jueves, el Dicasterio de la Causa de los Santos ha anunciado el reconocimiento de dos milagros que permitirán beatificar a la carmelita española Ana de Jesús, compañera de Santa Teresa y difusora de sus reformas, y al sacerdote mexicano Moisés Lira Serafín, fundador de las Misioneras de la Caridad de María Inmaculada, presentes en varios países de Hispanoamérica.
También se reconocen las virtudes en grado heroico del médico pediatra guatemalteco Ernesto Guillermo Cofiño Ubico, miembro del Opus Dei, primer profesor de Pediatría en el país y pionero en la actividad provida.
El Papa reconoce también varios casos de martirio por odio a la fe: 4 misioneros en el Congo durante la rebelión simba (1964), un seminarista eslovaco exhausto tras años de maltratos por los comunistas en 1965, y un sacerdote italiano asesinado por fascistas en 1945.
El decreto reconoce también las virtudes heroicas del sacerdote capuchino italiano Alberto Beretta (1916-2001) y de la laica y madre de familia Francesca Lancellotti (1917-2008), que tuvo una experiencia mística del Arcángel Miguel y fama de lograr en vida curaciones y conversiones con su intercesión.
Ana de Jesús: llevó la reforma teresiana a Madrid y a Europa
Ana de Jesús (Ana de Lobera y Torres) nació en Medina del Campo en 1545 y murió en Bruselas en 1621. Le presentaron a Santa Teresa de Ávila cuando tenía 18 años y fue una de sus colaboradoras más cercanas junto con María de San José. Fue compañera de habitación de la santa en Salamanca cuando Teresa escribía Las Fundaciones y su enfermera en sus últimos años.
Trató de cerca con San Juan de la Cruz (guardó su original del Cántico Espiritual) y con el padre Jerónimo Gracián, director espiritual de Santa Teresa y primer provincial de los carmelitas descalzos. Con san Juan de la Cruz fundó el Carmelo de Granada. Más adelante logró fundar un carmelo en Madrid, tarea difícil que se le resistió a Santa Teresa.
En 1604 fundó el carmelo de París y en 1607 en Países Bajos (los gobernaba Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II y amiga de Ana). Gracián era su director espiritual en Países Bajos.
Murió en 1621 y empezó enseguida su proceso de beatificación, que quedó atascado en 1642, se retomó en 1872 y ahora logra su impulso definitivo con un milagro que permite canonizar a la religiosa carmelita.
En sus textos muestra tener muy clara su misión: difundir la reforma teresiana fuera de España. Quemó -con dolor- las muchas cartas que recibió de Santa Teresa por indicación de la misma santa. De Ana de Jesús se conservan copias de 53 cartas escritas entre 1590 y 1621, muy valoradas por los historiadores porque hablan con detalle de grandes figuras con las que trató, y consejos sobre como traducir el castellano de Santa Teresa a otras lenguas.
Moisés Lira Serafín: incansable promotor de obras de fe
El sacerdote mexicano Moisés Lira Serafín (Zacatlán, 1893-Ciudad de México, 1950) podrá ser beatificado al ratificarse la condición milagrosa de la curación de un bebé en su fase prenatal.
Los hechos sucedieron en 2004 pero se investigaron en 2014. Una mujer de San Felipe (Guanajuato, México) notificó la curación de su bebé, que sufría hidropesía fetal no inmune (HFNI), la acumulación extracelular de líquido en los tejidos y en las cavidades serosas. Documentaron el caso dos especialistas de San Luis Potosí y uno de Guanajuato. La bebé curada hoy es una joven de 19 años. Los impulsores de la causa (sobre todo las Misioneras de la Caridad de María Inmaculada) llevaron la evidencia a Roma y en enero de 2023 el comité médico de Causa de los Santos constaban que se trataba de una curación médicamente inexplicable.
Moisés Lira Serafín tenía un padre maestro, su madre murió cuando él tenía cinco años. Estudió en el Seminario Palafoxiano de Puebla (fundado por el culto virrey y beato obispo Juan de Palafox en el s.XVII) y en 1914 ingresó a la Congregación de los Misioneros del Espíritu Santo. Fue ordenado sacerdote en 1922. Vivió parte de la persecución religiosa en México y emigró a Roma donde vivió hasta 1928.
En México dedicaba mucho tiempo al confesionario, donde aconsejaba y orientaba a la vez con exigencia y ternura, dejando actuar a Dios y animando al compromiso apostólico.
En su templo de la Merced fundó un Centro Eucarístico de niños acólitos, una Asociación San Crispín (para zapateros y curtidores), una Congregación Mariana para señoritas y niñas y dos Centros de Catecismo, el Apostolado de la Cruz y la Familia del Espíritu Santo.
En 1934 fundó la congregación de Misioneras de la Caridad de María Inmaculada, que hoy tienen comunidades en Guatemala, Chile, EEUU, Perú, Nicaragua, Kenia y Roma (además de México).
La causa de beatificación del padre Moisés empezó en el año 2000, y en 2013 el Papa Francisco firmaba el decreto que reconocía sus virtudes heroicas.
El doctor Cofiño, pediatra pionero en Guatemala, impulsor provida
En esta misma sesión de diciembre de 2023, el Papa Francisco ha firmado el decreto que reconoce las virtudes en grado heroico del guatemalteco Ernesto Guillermo Cofiño Ubico, médico pediatra y padre de familia, que vivió entre 1899 y 1991 y fue miembro del Opus Dei.
Tuvo cinco hijos con su esposa Clemencia Samayoa Rubio. Ella murió cuando el menor tenía sólo 6 años. El doctor Cofiño sacó adelante a sus hijos y luego disfrutó de 21 nietos: a muchos los preparó personalmente para la Primera Comunión.
En los años 30, creó la primera Cátedra de Pediatría de Guatemala, y se le considera el iniciador de la disciplina científica en el país y formador de varias generaciones.
Impulsó espacios de sanidad y ayuda socio-asistencial, como el Sanatorio Antituberculoso Infantil de San Juan Sacatepéquez en 1942; fue Director Médico de la Sociedad Protectora del Niño (1940-1946) y Director de la Lucha Nacional contra la Tuberculosis (1945-1946); fue nombrado Interventor de la Asociación de Guarderías Infantiles de Bienestar Social (1954), hecho que ayudó radicalmente a mejorarlas; fue Director de Caritas de Guatemala durante tres años, en los que organizó la distribución de alimentos en barrios de pocos recursos económicos, abarcando cerca de 90,000 personas. Tras el terremoto que asoló Guatemala en 1976, impulsó y fue cofundador de la Fundación para el Desarrollo Integral (FUDI), que ayudó a reconstruir la aldea Sajcavillá, cercana a San Juan Sacatepéquez.
Entró como supernumerario en el Opus Dei en 1956. Fue un gran promotor del rezo diario del Rosario. Fue además uno de los iniciadores del movimiento provida en Guatemala, y dio charlas sobre el tema a miles de personas: hombres y mujeres, jóvenes y viejos, universitarios, enfermeras, estudiantes de Medicina, médicos titulados...
A los 80 años le quitaron tres cuartas partes del maxilar inferior por un cáncer, pero aún viviría 12 años más, sirviendo aún de muchas maneras. Enseñó siempre a sus discípulos y alumnos a velar por el ser humano y por su dignidad.
Los javerianos mártires de la Rebelión Simba en Congo
Francisco reconoce como mártires a los sacerdotes misioneros javerianos Luigi Carrara y Giovanni Didonè, al javeriano Vittorio Faccin, y al sacerdote diocesano Albert Joubert (nacido en Congo de padre belga). Fueron asesinados en 1964 en Baraka y en Fizi (República Democrática del Congo) durante la Rebelión Simba, que era de tendencia comunista-maoísta.
Un líder llamado Masanga había perdido cientos de sus hombres intentando atacar (con resultados desastrosos) a tropas del Gobierno reforzadas por mercenarios veteranos. Para distraer el enfado y frustración de sus hombres, acusó a los misioneros de ser espías y transmitir datos con una radio (que no existía). Fue a la vez un mecanismo de chivo expiatorio y de odio racial de la propaganda extremista del grupo.
El sacerdote al que se llevaron en pantuflas para fusilarlo
Otro mártir reconocido por el Papa es Giuseppe Rossi, sacerdote diocesano fusilado con 33 años en Castiglione Ossola (Italia) por militares fascistas italianos en febrero de 1945. Eran años en que milicias fascistas, milicias comunistas y grupos italianos contra la ocupación alemana se disparaban mutuamente. Como sacerdote, Rossi se declaraba apolítico y trataba de ayudar a todo el mundo en esos años duros. Aunque lo dejaron libre tras un tiempo de detención, volvieron a buscarle a su casa, lo sacaron aún calzado con pantuflas y su cadáver apareció más tarde fusilado en el campo.
El seminarista que pasó años de maltrato en un campo comunista
También se considera mártir al novicio y seminarista paúl eslovaco Ján Havlík, que murió en 1965 tras años de maltrato y penurias. Los comunistas empezaron su persecución en Eslovaquia en febrero de 1948. Detuvieron a Ján en octubre de 1951, le interrogaron con torturas durante 16 meses y le condenaron a 10 años de trabajos forzados; fue minero en una mina de uranio. Decía que no podía ser sacerdote, pero sí misionero entre sus compañeros.
En la mina y la prisión se le maltrató, sin comida. En 1961 lo dejaron ir como enfermo terminal: él aprovechó para escribir sus cuadernos (breves pero intensos) “El Vía Crucis de las Almas Pequeñas” y “Diario”. En 2013 comenzó la investigación diocesana buscando presentarlo como mártir: diez años después, el Papa lo aprueba como tal.
El capuchino médico y misionero, hermano de Santa Gianna Beretta
Enrico Beretta (1916-2001), también llamado Fray Alberto de Milán, es uno de los numerosos hermanos de la doctora Santa Gianna Beretta (canonizada en 2004, como ejemplo de madre que antepone la vida de su bebé a la suya). Enrico también fue médico y sacerdote capuchino, misionero muchos años entre los pobres en Brasil. Sus últimos 20 años (de 1981 a 2001) los pasó semiparalizado por una enfermedad en Italia, pero ofreciendo su oración y sufrimientos. La Iglesia reconoce ahora su virtud en grado heroico.
La madre de familia que vio a San Miguel Arcángel
Por último, se reconocen las virtudes en grado heroico de la madre de familia italiana Francesca Lancellotti (1917-2008), cuya causa impulsa una asociación y su parroquia. Siempre fue mujer de fe fuerte y oración. A los 39 años experimentó una visión en la que vio a San Miguel Arcángel, quien le pidió ir a Roma para "acercar a mucha gente a Dios".
Se mudó con la familia y su casa se convirtió en un lugar de acogida espiritual, rezaba por muchos y se curaban o convertían, y se difundía su fama. Sus postuladores han recogido numerosos testimonios de favores por su intercesión en vida.