«Asistimos a un estado de locura que roza la enajenación». Así de contundente se ha expresado la decana de la Facultad de Medicina de la Universidad CEU San Pablo, Inmaculada Castilla de Cortázar, en referencia, principalmente, a la ley del aborto que prepara el Gobierno. Ha sido durante la presentación del VII Congreso Nacional de Bioética que tendrá lugar en el Hospital Universitario Madrid norte Sanchinarro los días 9 y 10 de octubre y que, según sostiene Castilla de cortázar, pretende ser «un llamamiento a la clase política para hacerla entender que los ciudadanos les hemos encomendado el bien común» y que lo que está sucediendo ahora, con la ley del aborto en plena tramitación parlamentaria, es una «subversión total en la tradición médica de defensa de la vida».
En la presentación, también estuvieron presentes Natalia López Moratalla, presidenta de la Asociación Española de Bioética y Ética Médica (AEBI) y catedrática de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Navarra y la experta en Medicina Familiar y comunitaria del Centro de Salud Plaza dek Ejército SACYR, Carmen de la Fuente Hontañon.
López Moratalla adelantó que durante el congreso, no se va a debatir el hecho del inicio de la vida en la fecundación, ni el mismo hecho del aborto, porque, sencillamente, «no hay derecho a matar». Sin embargo, los dos asuntos centrales de las conferencias y comunicaciones, a cargo de expertos psiquiatras, biólogos, pediatras y genetistas, serán la «violencia» en todos los sentidos que supone el aborto para la nadre gestante que es abocada a destruir la vida incipiente en su seno y la relación entre la salud psíquica durante el embarazo y la eliminación del nasciturus.
Según explicó López Moratalla, hay 14 trastornos psiquiátricos con mayor porcentaje de incidencia en mujeres que han sufrido el trauma del aborto provocado que en las que han tenido abortos espontáneos, no han abortado de ninguna forma o no han quedado embarazadas. Esta incidencia, además, «no depende de la cultura, ni de la religión», sino que afecta a todas las mujeres por igual.
La doctora se detuvo en el llamado Síndrome Postaborto, que en realidad es un Trastorno de Estrés Postraumático, el mismo que se ha estudiado en veteranos de guerra, víctimas del terrorismo, víctimas de accidentes graves de tráfico y también en mujeres que han abortado. La lesión es físicamente reconocible con un aumento del volumen del hipocampo y se produce por una ruptura de la «memoria emotiva» de la madre respecto al hijo.
López Moratalla también subrayó que los estudios sostienen que entre el 70 y el 80 por ciento de las mujeres que se suicidan, había abortado. Con estas muestras de la incidencia de enfermedades psiquiátricas, la doctora López Moratalla ironizó al recomendar al Gobierno que prevea en la nueva ley el seguimiento psiquiátrico continuado a las mujeres que abortan.
Por su parte, Carmen de la Fuente, desde su experiencia en Medicina de Familia, aseguró que «hay que ser muy fuerte para ser médico en estos días y defender la vida», ya que están sometidos a grandes presiones de todo tipo, al tiempo que quiso dejar constancia de la diferencia entre el llamado «cribado poblacional» y los diagnósticos prenatales, que se realizan con la amniocentesis.
De la Fuente ha subrayado que la primera prueba no es ni más ni menos que comparar un cultivo bioquímico con unas estadísticas en las que el consenso médico internacional ha establecido unas cifras de normalidad. Estos «cribados poblacionales» sólo buscan adelantar posibles tratamientos, pero, según denuncia De la Fuente, los médicos se ven muy presionados, incluso por los padres, ante unos resultados meramente orientativos.
El diagnóstico prenatal, por su parte, se centre más en los porblemas cromosómicos. Según ha explicado De la Fuente, la propia naturaleza si el feto no es viable, provoca un aborto natural. Por lo tanto, sostiene que este diagnóstico también debe considerarse como un método para adelantarse a los posibles porblemas, pero no una excusa para matar al niño, pues «la profesión médica busca curar, rehabilitar, no matar al paciente». «Las técnicas de diagnóstico prenatal no son de control de calidad», ha remachado, recordando que «todos tenemos defectos».
Además, subrayó la labor desarrollada por los padres de hijos con discapacidad, que han logrado un gran avance en la normalización de la vida de estas personas de las que aseguró que «siempre enriquecen a la humanidad».
A preguntas de la Prensa, Natalia López Moratalla valoró el dictámen del comité de Bioética, cuyos miembros han sido elegidos ad hoc para respaldar la nueva ley del aborto, calificándolo de «incongruente», aunque no por ello menos esperado. En conceto, puso de manifiesto la incoherencia de reconocer el inicio de la vida en la fecundación, pero respaldar el plazo de 14 semanas de aborto libre en la ley.
Según López moratalla, el único hito temporal en la gestación de un ser humano está en la semana 22, cuando el feto puede vivir fuera del claustro materno y, por tanto, matar al hijo se conseideraría infanticidio.El sistema de plazos previsto es, pues, «arbbitrario» y, asu juicio, ha sido determinado porque al ser el niño más pequeño el aborto entraña menor peligro para la salud física dela madre, es quirúrgicamente más fácil y , por supuesto, más barato.