(Agencias/ReL) Benedicto XVI "estima y aprecia" el compromiso del patriarca ortodoxo ruso, Alexis II, en mejorar las relaciones entre ortodoxos y católicos y ha invocado la ayuda de Dios para que acerque a los cristianos y puedan recorrer juntos el camino hacia la unidad plena. El Papa así se lo ha hecho saber a Alexis II en la misiva que le entregó ayer en su nombre, en Moscú, el cardenal Walter Kasper, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, cuyo contenido fue hecho público hoy por el Vaticano. "Con alegría miro la creciente cercanía entre nosotros, acompañada del deseo común de promover los auténticos valores cristianos y de dar testimonio de nuestro Señor en una comunión (unidad) cada vez más profunda", escribió el Papa en la carta. El Obispo de Roma recordó las recientes visitas de Alexis II a Estrasburgo y a París y le agradeció la "calurosa bienvenida" con la que acogió recientemente al arzobispo católico de la archidiócesis de La Madre de Dios, de Moscú, Paolo Pezzi. La visita del cardenal Kasper a Moscú y el ser recibido por Alexis II, añadió el Papa, es "otro gesto de fraternidad y amistad" hacia la Iglesia Católica. Durante la visita, Kasper visitará la ciudad rusa de Kazan, donde se encuentra el famoso icono de la Virgen de Kazan, que estaba en el Vaticano y Juan Pablo II lo restituyó a la iglesia rusa. Benedicto XVI dijo que esa reliquia tiene un gran valor simbólico, ya que ofrece también una oportunidad de encuentro con los musulmanes, que tienen gran respeto por la Madre de Dios. El Pontífice resaltó en la carta el cada vez mayor compromiso de Alexis II en favorecer el diálogo, además de con los otros cristianos, con las otras religiones. ----- Texto de la carta del Papa Benedicto XVI al Patriarca de Moscú, Alexis II: A Su Santidad Alexis II Patriarca de Moscú y de todas las Rusias La visita a Rusia de Su Eminencia el cardenal Walter Kasper me ofrece la feliz oportunidad de saludarle cordialmente, de expresarle mi estima por su ministerio en la Iglesia ortodoxa rusa y de reafirmar mi aprecio por su compromiso en la promoción de las relaciones entre católicos y ortodoxos. Con alegría pienso en la experiencia de la creciente cercanía entre nosotros, acompañada por el deseo compartido de promover auténticos valores cristianos y de testimoniar a Nuestro Señor en una comunión aún más profunda. Pienso con gratitud en su reciente visita a Estrasburgo y a París y en la afectuosa acogida dispensada al arzobispo católico de la archidiócesis de la Madre de Dios en Moscú en el curso de las celebraciones de Navidad del pasado año. Otro signo de fraternidad y de amistad hacia la Iglesia católica es la invitación formulada al cardenal Kasper por parte de Su Eminencia Kiril, metropolita de Smolensk y Kaliningrado, presidente del departamento de Asuntos eclesiásticos externos del Patriarcado de Moscú, a visitar esa eparquía con ocasión de su onomástico. No es sólo una manifestación de buena voluntad personal, sino también un gesto hacia la Iglesia católica que el cardenal Kasper representa. Durante su estancia en Rusia, el cardenal Kasper visitará Kazán para venerar el icono de la Madre de Dios que mi amado predecesor, el Papa Juan Pablo II, le entregó, Santidad, a través del cardenal Kasper, quien acompañó de nuevo a la imagen sagrada a su tierra de origen. Este icono se parece a todas las demás venerables imágenes de la Madre de Dios y como tal es un poderoso signo de la cercanía que existe entre nosotros. Ofrece también una oportunidad de encuentro con los musulmanes que muestran gran respeto por María, la Madre de Dios. Su Santidad cada vez se ha comprometido más en el diálogo con los demás cristianos y con miembros de otras religiones, y es con profunda gratitud que he seguido, con interés orante, las señales de amistad y de confianza que su Iglesia y sus representantes han manifestado en diversos modos. Agradecido por su empeño en el diálogo con los diferentes organismos eclesiales, religiosos y sociales, formulo, en este tiempo pascual, mis mejores y afectuosos deseos por su ministerio, confiando al Señor mi oración para que el gran misterio de nuestra salvación, la muerte y la resurrección de Nuestro Señor, guíe más profundamente su vida y su servicio a la Iglesia. Que el Señor resucitado le conceda salud, paz y alegría interior y nos acerque más los unos a los otros, de forma que podamos recorrer juntos el camino hacia una plena comunión en Él.