El presunto autor del robo se encuentra ya en prisión, puesto que había sido detenido por el atraco a un banco que perpetró en Ciudad Real al día siguiente, según han informado a LA RAZÓN fuentes de la investigación.
Para resolver este caso, la Benemérita se centró en la grabación de los automóviles que entraron ese día en el Valle de los Caídos y descubrió que uno de los coches pertenecía a un individuo que estaba en prisión tras ser arrestado por el citado atraco.
Los agentes acudieron a la prisión en la que estaba recluido y confesó ser el autor del robo de la reliquia, que tenía guardada en su casa.
Se trata de una persona con graves problemas económicos, que había atracado el banco para pagar sus deudas, pero que no tenía intención de vender el «lignum crucis» sino utilizarlo a modo de protección. Esta persona había sido en su día seminarista.
El «lignum crucis» es una pequeña porción del madero en el que, según la tradición, fue crucificado Jesucristo y que el Papa Juan XXIII regaló a los monjes de la basílica en 1960.
Cientos de fieles acudieron el 15 de septiembre al Valle de los Caídos para asistir a la misa y venerar la reliquia. A las once de la mañana, todos los monjes estaban en la sacristía revistiéndose para oficiar la liturgia, con la reliquia a la vista. El relicario tiene unos quince centímetros, y contiene las diminutas astillas, de menos de cinco centímetros. Cuando los monjes regresaron a la sacristía después de la misa, comprobaron que el estuche estaba abierto y vacío.
Faltaba además uno de los ornamentos, que fue empleado por el ladrón para envolver la pieza y pasar desapercibido.
Una vez más las cámaras de seguridad, tan denostadas por algunos, han contribuido de manera determinante a resolver un delito.