Cuando el pasado domingo los Hermanos Maristas de todo el mundo eligieron como su superior general al catalán Emili Turú Rofes, confirmaban una tendencia: las órdenes religiosas eligen superiores españoles.

En julio hacían lo mismo los escolapios, decidiéndose por el bilbaíno Pedro Aguado. En junio reelegían los franciscanos al gallego José Rodríguez Carballo como ministro general de la Orden de los Frailes Menores y en julio repetía cargo al frente de los claretianos el catalán Josep Maria Abella.
 
Pero sin duda el superior religioso con más personas bajo su pastoreo es el general de la Compañía de Jesús, Adolfo Nicolás, elegido en enero de 2008, nacido en Villamuriel de Cerrato (Palencia) y con más de 30 años de docencia teológica en la Universidad de Sophia, de los jesuitas, en Tokio. La experiencia en Japón parece útil para dar una visión universal: Abella, el superior claretiano, pasó seis años en Osaka trabajando en pastoral juvenil, parroquial y formación de laicos.
 
Otra experiencia útil es la africana: Javier Álvarez, superior desde 2006 de la congregación de los Sagrados Corazones, es un ejemplo.
 
Las órdenes religiosas suelen tener presencia en diversos países de América Latina, por lo que el idioma español es una ventaja, que además facilita el acceso al italiano. Añadiéndole el francés y el inglés, se consigue el superior políglota que un mundo globalizado requiere. La lista no se acaba en las grandes comunidades. Hay españoles dirigiendo congregaciones más pequeñas. Ignacio Calle es el superior de los Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores, con 24 comunidades en cuatro países. Lluis Picazo lidera a los Hijos de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, con presencia en ocho naciones. José María Roca es el superior en cuatro países de la congregación de San Pedro ad-Vincula. Valentín Arteaga es el superior de los teatinos, con comunidades en siete países. Y Mariano Cano dirige a los Mercedarios Descalzos, presentes en Europa, Iberoamérica y Asia.