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Luis F. Pérez/ReL)
Vida Nueva es una de las revistas de referencia en el universo mediático de la información religiosa española desde hace 50 años. En la actualidad, sigue gozando de un enorme prestigio e influencia no sólo en España, sino también en Latinoamérica y en Roma. Precisamente la Ciudad Eterna ha sido elegida por
Vida Nueva como el lugar donde celebrar uno de los actos más importantes de su aniversario. Religión en Libertad entrevista a su director, el sacerdote
Juan Rubio: -
Desde que Vida Nueva vio la luz hace 50 años, la Iglesia ha pasado por un concilio ecuménico y, si incluimos los últimos meses de Pío XII, seis pontificados. ¿Qué cree usted que ha aportado su revista a la Iglesia y a la sociedad a lo largo de estas cinco décadas? Ha aportado una voz abierta, clara, fiel y siempre atenta a las preocupaciones de los cristianos de este medio siglo pasado en el que se han cuajado grandes hitos históricos. La revista nació en Roma en los años previos al Concilio. Su trayectoria ha estado marcada por un profundo amor a la Iglesia, desde la critica sana y propositiva, La voz del Papa ha sido un referente siempre para quienes hacemos la revista. Hemos acercado su voz a muchos rincones de la en donde se habla en español. Siempre ha contado la revista con esa sección tan importante de la crónica romana. Es un servicio que hacemos y que valoramos. Las grandes intuiciones de
Benedicto XVI están siendo un descubrimiento asombroso a la hora de preparar los grandes temas que abordamos. Roma es un referente. Yo diría que desde Roma se ven las cosas más abiertas , plurales y universales. El encerramiento estanca y empobrece. -
La presencia de varios cardenales, algunos curiales, en la recepción celebrada ayer en Roma con motivo de su 50 aniversario parece una clara señal de apoyo por parte de la jerarquía de la Iglesia. ¿Qué representa para usted dicho apoyo y cómo lo valora de cara al papel que su revista juega y jugará en el futuro de la información y opinión religiosa en España? Agradecemos vivamente la presencia de los cardenales al acto y la de muchos superiores y superioras de ordenes religiosas, además de otros curiales y jóvenes de centros educativos y del Colegio Español. A nosotros nos queda agradecer el aliento que nos han dado. A Roma siempre corresponde confirmar en la fe. El cardenal
Re nos decía mientras esperábamos al almuerzo, que Vida Nueva, revista que él conoce y valora desde hace tiempo por razones de su biografía personal, es un referente importante en Latinoamérica y que nuestra voz ha sido y es siempre muy eclesial; razón por la que se congratuló de que lo celebráramos en la Ciudad Eterna como signo de comunión con el sucesor de Pedro. Es bueno salir de la pequeña playa y volar un poco más alto. Asi se ven las cosas con más realismo, serenidad y universalidad. El cardenal
Herranz nos alentaba a seguir en la brecha con valentía y amor a la Iglesia. -
¿Cómo juzgaría usted, precisamente, el momento actual de la información religiosa en nuestro país? Muy buena, plural y abierta. Hay buenos profesionales que hacen lo que pueden, también es verdad. Lo que sus líneas editoriales les dejan. Algunos están haciendo filigranas para poder dar noticias de la Iglesia en un medio hostil e interesadamente tendencioso. Eso es un valor que habrá que reconocer en el futuro. El día en que aceptemos el pluralismo informativo y no la uniformidad, habremos logrado algo importante: consolidar la comunión, que es de lo que se trata. Sobran insultos y falta colaboración. Se trata de informar desde la más sana pluralidad. La información religiosa en la España de hoy parece a veces espasmódica, pero hay una clara voluntad y se están poniendo los instrumentos, para que sea cada vez mayor. Hay excelentes iniciativas tanto en la prensa, como en la radio, TV y la nueva realidad digital, como es vuestro caso. Acostumbrarnos a vivir juntos, opinando juntos es la gran asignatura de los informadores religiosos. Si nos diéramos cuenta que lo importante está en la calle, es decir, la evangelización, dejaríamos de meternos unos con otros y saldríamos a conquistarla juntos, pero cada uno de desde su perspectiva. -
Hace 50 años España era un país profundamente católico, al menos en cuanto a nivel de práctica religiosa. Hoy apenas un 20% de españoles va a misa cada domingo. ¿Qué cree usted que se puede hacer desde un medio de comunicación como el suyo para ayudar a la re-evangelización de nuestro país? Se puede hacer mucho: Informar, ofrecer análisis, hacer que la gente, el lector reflexiones desde las claves que se ofrecen en las revistas. No se trata de dar noticias sólo, sino de ayudar a la reflexión. Estamos en un país en el que cada vez se camina más con los pies, como flaneur y no con la cabeza. Debemos caminar con la cabeza, Tenemos que pensar antes a donde vamos y no dejarnos guiar por los pies, como hace el flaneur. La información religiosa tiene que ayudar a entender estas claves y a aprender unos de otros. España no ha dejado de ser católica ni creyente. Ni mucho menos. En esto hay que distinguir. La Constitución no es confesional, pero el pueblo es religioso, se quiera o no. Otra cosa es que desde lo religioso hay que estudiar y pensar de qué manera estamos en la sociedad ¿como luz?, ¿ como guía ? ¿o como inquisidores? El juicio del mundo es de Jesucristo, no nuestro. Juzgamos demasiado al mundo y lo que tenemos que hacer es amarlo más porque el amor, suaviza todo juicio. -
¿Cree que la Iglesia en España está unida ante los retos que tenemos por delante? Hace falta más unidad pero unidad sana, que asuma la diversidad. No se adelanta nada con directrices estancas. Creo que hay comunión pero faltan signos, estilos y formas. Creo que hay más unión de la que se dice, lo que pasa es que las pequeñas desuniones se escenifican más y se agrandan. Hay unidad, pero debiera haber más comunión. Nos atacamos demasiado y en la sociedad nos ponemos nerviosos cuando no nos dejan hacer lo que nos gustaría. No estoy de acuerdo con quienes hablan de persecución, pero tampoco con los que creen que la Iglesia tiene que callar y reducir su mensaje a la alcoba. La iglesia puede y debe hablar en el foro publico, aunque debe de hablar como lo hace el Papa, siempre en positivo. Nunca se le ha oído al Papa una condena como las que en España se escuchan a veces. -
¿Cuál es su opinión del momento actual de las relaciones entre la Iglesia y el Gobierno? Tendrán que ir relajándose . Para ello veo que lo que urgen son los puentes. Han volado los puentes desde un lado y desde otro. Es muy difícil reconstruirlos, pero el arte de hacerlos hay que ponerlo en valor. Urge que haya personas e instrucciones que ayuden al diálogo, al encuentro y a la sonrisa mientras se discrepa. Eso no es relativismo, sino empatía. Hace falta empatía y personas que sepan unir las orillas. En esto la Iglesia siempre ha sido maestra. Ahora cuando hay algún puente, enseguida se dinamita. Parece que no interesa.. No podemos ir al la confrontación. Ello no conduce a nada. El gobierno tiene que ser más respetuoso con la realidad creyente y la Iglesia tiene que ser más humilde y sencilla. Solo así logrará sus objetivos. -
Como director de Vida Nueva, ¿qué nos puede decir de los planes de futuro para su revista? Los planes de futuro están claros: seguir siendo lo que fuimos. Una voz en la Iglesia, no la voz oficial de la Iglesia, pero una voz que tiene algo que decir teniendo como guía el evangelio, el Concilio y el Magisterio del Papa, atentos a los hombres y mujeres de hoy, cristianos, en medio del mundo que, como sal y levadura, construyen el Reino. Buscamos ser una pequeña luz para ayudarles. Todo lo demás es bueno, excelente, y tendremos que ir viéndolo en esas fidelidades.