En una carta pastoral del obispo de Palencia bajo el título «El mundo del revés: ¡Matar es un derecho!», monseñor José Ignacio Munilla advierte de que «no es hora de cruzarse de brazos, sino que tenemos el deber de actuar, de "dar la cara" en favor de la vida».
Del mismo modo, analiza la irracionalidad del anteproyecto de liberalización del aborto en España al tiempo que subraya que peor que el aborto, «por mucho que se trate de la cruel eliminación de vidas inocentes», lo que ocndena con rotundidad, es que el hecho «de la liberalización del aborto pudiera tener lugar sin resistencia social alguna; sin que tal noticia tuviese de sacarnos de nuestras preocupaciones cotidianas; sin que nuestra conciencia se sintiese conmovida». Porque de ser así, continua el prelado, «estaríamos ante la certificación de un mal inconmensurable: la muerte de la conciencia moral individual y colectiva, mucho más funesta que la misma muerte física».
«Afortunadamente», se felicita monseñor Munilla, está la convocatoria por parte demás de cuarenta asociaciones españolas, con el apoyo de otras tantas adhesiones en nuestro país y 60 desde todos los rincones del planeta, bajo el lema «Por la vida, la mujer y la maternidad». El obispo de Palencia confía en que esta iniciativa «sea un signo del despertar moral de nuestra sociedad».
Sobre la razón de ser de la ley, monseñor Munilla asegura que tien una doble vertiente. La primera, la ideológica, teniendo en cuenta que en España de hecho se practica en fraude de ley el aborto libre; la segunda, «la tutela de las clínicas abortistas, para que el fraude generalizado que cometen actualmente, pueda tener amparo legal».
Ambas vertientes caen en una sinrazón que se evidencia por los datos demográficos españoles, que sólo se explica como «la puesta en práctica de un ideario de ingeniería social, donde el aborto es esgrimido como una bandera del feminismo».