El papa Benedicto XVI se desplazó hoy, en su segundo día de visita a la República Checa, a Brno, la capital de Moravia, donde se concentran el mayor número de católicos del país y ofició una misa a la que aisiteron unas 150.000 personas, entre ellas fieles procedentes de Eslovaquia, Polonia, Austria y Alemania. El Pontífice llegó al aeropuerto de Brno pocos minutos antes de las nueve y media de la mañana, hora local, y desde allí se trasladó en el «papamóvil» hasta el lugar de la misa, que se celebró en una zona del aeropuerto.

El Papa lanzó un mensaje centrado en la esperanza y en la cita evangélica en la que Cristo invita a los que le acompañan: «Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados que yo os aliviaré». El Santo Padre aseguró que el pueblo checo «está sediento de de algo donde pueda apoyar su propio futuro» y marcó el rumbo para lograrlo. Hay que «reconquistar constantemente la libertad para el bien» y obtener una esperanza sólida que sólo se logra en la Palabra de Dios.

En un recorrido por la su encíclica «Spes salvi», benedicto XVI aseguró que «tanto la fe como la esperanza, en la época moderna, han sufrido como un desplazamiento , porque han sido relegadas a l plano privado y ultraterreno, mientras que en la vida concreta y pública se ha afirmado la confianza en el progreso científico y económico», importantes, pero que «no bastan para garantizar el bienestar moral de la sociedad».

El Obispo de Roma recorrió el lugar en el «papamóvil», en medio de los aplausos y vivas de los presentes, en el que es su primer baño de masas desde que llegó a este país, conocido como el «corazón de Europa».

A la misa asistió el presidente de la República Checa, Vaclav Klaus, junto a su esposa y representantes del Gobierno y autoridades de Moravia.