Para entrar en el mercado estadounidense, el padre Atuire envió hace poco a un miembro de ORP a promocionar paquetes de viajes en iglesias de Massachusetts, Nueva York, Nueva Jersey y Florida. Hacer reservas a través de ORP tiene sus ventajas: los visitantes tienen preferencia en la cola para entrar a la Capilla Sixtina, pueden acudir a reuniones con el Papa y ahorrar dinero en su estancia en conventos que tienen servicio de hospedaje.
 
«Podemos manejar cualquier cosa», dice el padre Atuire, de 42 años. «Me puede llamar y decirme: ´Quiero llevar a 10 mil personas´. Y yo diré: ´Perfecto, lo llamo en un día´».
 
La misión del padre Atuire es transformar el país más pequeño del mundo en un «centro de conexiones de transporte» como Islandia o el aeropuerto de Heathrow en Londres, un lugar por donde la gente pasa de camino a otro destino.
 
La agencia ORP ofrece paquetes de vacaciones que convierten al Vaticano en una parada entre otros destinos religiosos, como los santuarios católicos de Santiago y Jerusalén.
 
El año pasado, ORP atrajo a más de 60.000 visitantes al Vaticano, un alza de 40% respecto al año anterior. Y aunque el papa Benedicto tiene menor reconocimiento que su predecesor trotamundos, Juan Pablo II, está atrayendo a más visitantes al Vaticano. El año pasado, 534.500 personas presenciaron discursos del Papa en la Plaza de San Pedro, superando el público que acudía a ver a Juan Pablo II en sus últimos años.
 
Alberto Melloni, un historiador de la Universidad de Módena, dice que el papa Benedicto es una atracción con la que es más fácil contar porque pasa la mayor parte del tiempo en casa. «El público es numeroso porque la gente sabe que el Papa siempre está en Roma. Con Juan Pablo II, uno nunca sabía en qué parte del mundo podría estar».
 
La ORP se fundó en 1934 para organizar viajes para funcionarios del Vaticano y grupos de católicos italianos a Tierra Santa y otros destinos de peregrinaje. La oficina se volvió conocida tras la elección de Juan Pablo II en 1978, al convertirse en la principal coordinadora de su equipo de acompañantes.
 
A fines de los años 90, la ORP afrontó una crisis. La salud de Juan Pablo había empezado a deteriorarse, forzándolo a reducir sus viajes. La violencia causada por el levantamiento palestino de 2000 conocido como la Segunda Intifada, entretanto, impedía a la ORP llevar a peregrinos a Tierra Santa durante el Jubileo, un año de perdón universal y de remisión de los pecados. El tráfico de fieles conducido por la ORP a atracciones de Tierra Santa como la Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén cayó a sólo 750 peregrinos en 2001, mientras continuaba la Intifada y los ataques del 11 de septiembre reducían la demanda de viajes.
 
En 2005, el Vaticano empezó a buscar maneras de atraer turistas a Roma. El padre Atuire, en aquel entonces un cura poco conocido a cargo de diseñar actividades religiosas en los paquetes de viajes de la ORP, fue nombrado director gerente en 2005 y ascendido a presidente ejecutivo dos años después. Inició una modernización que contemplaba que los paquetes de turismo de la ORP empezaran en Roma, con audiencias con el Papa, y luego continuaran a lugares de peregrinaje en Italia.
 
El padre Atuire negoció mejores tarifas con hoteles y operadores, usó la influencia del Vaticano para convencer a conventos y monasterios en toda Roma para que hospedaran a fieles. La ORP actualmente actúa de asesora en las renovaciones de un convento en las afueras de Roma, donde se espera que los huéspedes hagan la limpieza y sirvan sus propias mesas.
 
Para ayudar a los turistas, el padre Atuire lanzó una línea de buses de dos pisos de los que se puede subir y bajar sin volver a pagar. Se llaman «Roma Cristiana» y están pintados de amarillo y blanco, los colores oficiales de la Santa Sede. Llevan turistas de basílica en basílica, mientras escuchan una grabación narrativa.
 
En 2007, la ORP firmó un contrato de cinco años con la aerolínea italiana Mistral Air, controlada por el servicio postal. El acuerdo permitió a ORP ofrecer vuelos de conexión de bajo costo desde Roma a destinos católicos populares, como Lourdes, en Francia, Fátima, en Portugal, y Santiago de Compostela, en España. Los vuelos incluyen plegarias antes del despegue y, en ocasiones especiales, botellas de agua bendita.
 
ORP, dice el padre Atuire, no busca generar ganancias, aunque admite que la agencia tiene una orientación de negocios.
 
«Tengo que seguir recordándome que se trata de una misión pastoral, porque los problemas con los que tengo que lidiar son muy comerciales», observa. «Tengo que dedicar parte de mi tiempo cada día a asegurarme de que como cura sigo por el buen camino».