Bajo la premisa de huir de los adornos mitológicos con que la masonería suele enriquecer su pasado y su presente, Vicente Alejandro Guillamón afronta en «Los masones en el Gobierno de España» (Libros Libres) la verdadera naturaleza de la masonería, y sus orígenes políticos y conspirativos al servicio de la Corona británica y su posterior apropiación por el Imperio napoleónico, para llegar a su rápida implantación en España desde la Guerra de la Independencia. Dedicada a la conspiración y al asalto al poder, la masonería ha logrado siempre el mismo resultado: el descarrilamiento de España.
A lo largo de sus más de 200 páginas, el autor desgrana, entre otras cuestiones, el proceso de independencia de las colonias españolas de América, los inicios de la Orden en España, su influencia en las Cortes de Cádiz y en los periodos republicanos (desde el desmadre territorial de la Primera República al sectarismo laicista de la Segunda), o cómo apoyaron primero y liquidaron después el reinado de Isabel II.
Decálogo para identificar masones
Pero es al final del libro donde Guillamón ofrece uno de los elementos más útiles de esta obra. Partiendo de la esencia de la masonería, que desgrana en la primera parte, y de su historia en España, a la que consagra la segunda, el autor extrae una ilustradora «guía para detectar masones», como titula el capítulo.
Y no se trata de un recordatorio de los clásicos signos de identificación de los miembros de la orden (desde el toque con un dedo al dar la mano a los tres puntos bajo la firma), sino de un decálogo de las ideas que pueden caracterizarles en nuestros días. Un elenco que puede ayudar (con la salvedad de que la masonería no es en sí uniforme), a descubrir la influencia de los hijos de la viuda en la España de Zapatero.
Entre estas claves, que sintetizan a principios del siglo XXI las propuestas de la ideología masónica, Guillamón señala la hostilidad a la Iglesia Católica, la imposición del laicismo en la vida pública, los ataques a la jerarquía de la Iglesia, el estímulo de lo musulmán, el debilitamiento de la familia denominada tradicional, el apoyo al matrimonio homosexual, el apoyo a la cultura de la muerte (aborto y eutanasia), la limitación de la libertad de enseñanza, el adoctrinamiento de los escolares y (como elemento simbólico, pero importante) la preferencia por la promesa sobre el juramento en las tomas de posesión.
Esas claves se parecen mucho al programa del Gobierno español actual, y Guillamón no esquiva la cuestión sobre la pertenencia de algunos de sus miembros (presidente incluido) a la masonería. Una cuestión sobre la que hay testimonios, aquí recogidos, aunque con una orden que hace del secreto su divisa se imposible una certeza plena.