La Santa Sede difundió este sábado el mensaje de Benedicto XVI a la Jornada Mundial de las Misiones del próximo 18 de octubre. Un mensaje en el que el Papa explicita el lema de la Jornada, tomado de un versículo del Apocalipsis (21,24): Las naciones caminarán en su luz.

El Papa insiste a lo largo del documento en dos ideas.

En primer lugar, la universalidad del mandato misionero de la Iglesia: «La misión universal debe convertirse en una constante fundamental de la vida de la Iglesia. Anunciar el Evangelio debe ser para nosotros, como lo fue para el apóstol Pablo, un compromiso impostergable y primario...Objetivo de la misión de la Iglesia es iluminar con la luz del Evangelio a todos los pueblos».

En segundo lugar, la naturaleza trascendente de esa misión: anunciar «la salvación operada por Dios a través de su Hijo encarnado», una tarea «cada vez más urgente» porque «está en cuestión la salvación eterna de las personas» en medio de «los amplios y profundos cambios de la sociedad actual».

Benedicto XVI, que en reiteradas ocasiones ha denunciado el avance de la secularización e incluso el riesgo de que «la llama de la Fe» llegue a apagarse en algunos lugares, dedica unos emotivos párrafos a los misioneros que ejercen su labor «en situaciones de persecución, con formas de opresión que van desde la discriminación social hasta la cárcel, la tortura y la muerte». Tras anunciar que «la Iglesia entera» debe comprometerse en esa misión, pide que «la ayuda económica» sea «un signo creíble de comunión» con las misiones.