La presidenta de los Focolares, Maria Voce, ha comunicado a todos los miembros del Movimiento de los Focolares el fallecimiento este domingo por la noche del sacerdote Pasquale Foresi: “Nos unimos a Chiara en el donar a María este hijo suyo predilecto, superando así el dolor del desapego”.
“Personalidad riquísima --escribe Maria Voce-- en la que Chiara Lubich siempre reconoció un designio particular, el de la encarnación; esto es, la tarea de ayudar a materializar en obras concretas las intuiciones que el Espíritu Santo iba suscitando en ella poco a poco”. De esta manera en la historia de los Focolares “tomaban cuerpo dimensiones fundamentales del carisma de la unidad en los campos del pensamiento y de la cultura, de su ordenamiento jurídico, de sus estructuras de formación, de su difusión, su editorial y otros”.
Y continúa: “si Igino Giordani -político y conocido escritor católico- fue quien facilitó, además de la apertura total del Movimiento a la humanidad, la experiencia de luz conocida como Paraíso del 49; el encuentro con padre Foresi permite que estas iluminaciones encontraran estructuras e instrumentos adecuados de mediación y encarnación”.
Nacido en Livorno el 5 de julio de 1929 de familia cristiana (el padre, Palmiro Foresi, fue diputado de la Democracia Cristiana desde 1946 y durante dos legislaturas en la Asamblea Constituyente italiana), encuentra a Chiara Lubich en Trento en diciembre de 1949. Desde entonces y hasta el final estará junto a ella y compartirá con ella la responsabilidad del Movimiento de los Focolares.
En años previos, había sentido la vocación al sacerdocio, frecuentando algunos años el Seminario de Pistoia y el Colegio Capranica de Roma, hasta que le llegó una crisis espiritual.
Sólo años más tarde, observando en las personas de los Focolares “una fe absoluta en la Iglesia católica y contemporáneamente, una vida evangélica radical -contaba él mismo- entendí que era mi lugar y muy pronto la idea del sacerdocio volvió a aparecer”. Fue ordenado sacerdote el 4 de abril de 1954.
En los últimos años vivía alejado de los reflectores, en su focolar de Rocca di Papa (Roma), junto a otros focolarinos del primer grupo, compañeros de viaje de toda una vida: Marco Tecilla, Bruno Venturini, Giorgio Marchetti.
La suya es una figura muy importante en la historia de los Focolares: tenía 20 años cuando, en el 1949, Chiara Lubich le pide que comparta con ella la responsabilidad del Movimiento naciente. Chiara Lubich, de hecho, vio desde el primer momento en Pasquale Foresi un designio especial para el desarrollo del Movimiento de los Focolares: el de la encarnación del carisma de la unidad en las realidades concretas, y por ello lo consideró, junto con Igino Giordani, cofundador del Movimiento. Además, fue el primer focolarino sacerdote. Después de él, otros focolarinos sintieron esta llamada especial al servicio de los Focolares.
El Movimiento de los Focolares u Obra de María es una asociación privada, universal, de derecho pontificio, basado en la espiritualidad de la unidad que ha guiado la fundación y el desarrollo. Está formado por personas de diferentes etnias, religiones, culturas, clases sociales. Se articula en ramas y movimientos de amplio alcance, formado por laicos (adultos, jóvenes, adolescentes, niños), hombres y mujeres religiosas, sacerdotes y obispos.
Está presente en 194 países de los cinco continentes, con centros estables en 80 países. Con unas 120 mil personas en calidad de miembros y cerca de medio millón de adherentes y simpatizantes. A través de varias iniciativas se calcula que han alcanzado además alrededor de un millón de personas.
Además de los cristianos católicos, forman parte del Movimiento de los Focolares unos 25 mil cristianos de 350 Iglesias y comunidades eclesiales; comparten de distinta manera la espiritualidad y sus objetivos más de siete mil fieles de las religiones principales y 10 mil personas de convicciones o culturas no religiosas.