La asociación Profesionales por la Ética PPE ha presentado esta mañana un informe sobre la implantación de Educación para la Ciudadanía en Primaria, que tendrá lugar este curso. Según ha explicado el presidente de PPE, Jaime Urcelay, los contenidos previstos para la impartición de EpC a niños de 10 y 11 años son suficientemente graves para que la asignatura de EpC deba ser «eliminada».
Según Urcelay, la oposición a la asignatura se centra en tres razones. En primer lugar, la «inutilidad desde el punto de vista académico» en lo que a la enseñanza de normas de urbanidad previstas en la asignatura se refiere, ya que se trata de un contenido insuficiente para una materia obligatoria. Además, esa educación cívica ya se está enseñando de manera transversal en los colegios, a través de la labor de los profesores y tutores.
Educación sexual, implícita en la ley, muy presente en las aulas
La sordera del Gobierno y la huída del PP
Preguntados por si las posibilidades de diálogo con el Ministerio de Educación tras el cambio de titular, los responsables de Profesionales por la Ética han señalado que «las prieras declaraciones del ministro Gabilondo fueron esperanzadoras», pero que han pedido por escrito en dos ocasiones reunirse en el Ministerio para explicar sus puntos de vista y «ni siquiera han tenido la delicadeza» de contestar. Además, Urcelay remarcó que, «ahora que se habla de un posible pacto sobre Educación» no se explicaría que los padres, parte esencial, se quedaran fuera.
Además, también a pregunrtas de los periodistas en la rueda deprensa, ha señalado su con cierta desazón la «huída del PP» en este asunto, al no incluir la eliminación de EpC como uno de los pilares fundamentales a la hora de abordar un pacto nacional sobre educación.
Respecto a esta «huída», Urcelay ha explicado que tiene dos efectos esenciales. Uno positivo, porque demuestra que el debate sobre EpC «es un tema social, de las familias» aunque haya sido apoyado coyunturalmente y con «declaraciones solemnes» por el PP.
El aspecto negativo es que se pierda «la voz de los padres» en este asunto, que son, quienes según la Constitución, tienen el derecho a decidir la educación moral de sus hijos.
Aumento de objeciones
Pese a la dificultad de conocer al minuto todas las objeciones que se han presentado en España, las últimas cifras de las que habla PPE se sitúan entono a los 52.000 casos, a los que habría que sumar unos 300 más que se han producido desde el mes de febrero, cuando se dieron a conocer las sentencias del Tribunal Supremo. Sólo en la última semana han sido más de 15.
A punto de comenzar el próximo curso, PPE estima, con ayuda de los datos del INE, que este conjunto de asignaturas afectará en primaria a 500.000 niños, que, sumados a los de secundaria, llegarían a una cifra alrededor de los dos millones.
El pasado curso, casi 800 alumnos terminaron sin entrar a clase de EpC y esa circunstancia ha terminado con diferente resultado, sobre todo en función de la disposición del director de cada centro, según hea explicado Leonor Tamayo. En concreto, en los colegios regentados por la Federación Española de Religiosos de la Enseñanza, «no han sido especialemente receptivos», aunque, insistió, «ha dependido mucho de cada director». Cuando ha habido buena disposición, de acuerdo conlos padres, los alumnos objetores de secundaria han elaborado en ese tiempo un trabajo que ha sido evaluado.
Queda pendiente saber el destino de los alumnos suspendidos en los casos en los que no ha habido coincidencia de criterios y perseverancia por parte de padres e hijos, que teóricamente, deben examinarse en estos días en la convocatoria de septiembre.
Estrategia jurídica
Ante las sentencias del Tribunal Supremo del mes de febrero de este año en las que se negaba la posibilidad a los profesores de imponer criterios morales o éticos y centrarse en la educación de principios y valores constitucionales, pero que negaba la objecíón de conciencia de los tres casos examinados, los objetores ya han presentado los correspondientes recursos ante el Tribunal Constitucional, y están dispuestos a llegar al Tribunal de Derechos humanos de Estrasburgo si fuera necesario. También están pendientes de diferentes procedimientos júdiciales en algunos Tibunales Superiores de Justicia.
Por otro lado, destacaron la admisión a trámite por parte del TSJ de Andalucía de una demanda contra los contenidos del manual de la editorial McGrawHill por parte de la familia objetora de Bollullos y se siguen presentando demandas ante el Cuerpo de Inspectores de Educación.