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Veritas.com) El periodista Vittorio Messori
acaba de presentar en Madrid su libro "Hipótesis sobre María" (
Libros Libres), convencido de que –como decía John Henry Newmann– "se ha extinguido el celo por la gloria del Hijo allí donde ésta había dejado de estar unida a un ardor por la exaltación de la Madre". El lector español se sorprende especialmente por el conocimiento que el escritor italiano demuestra sobre la devoción a la Virgen en nuestro país, como la importancia de España en la proclamación del Dogma de la Inmaculada Concepción o el famoso milagro de Calanda, atribuido a la Virgen del Pilar. Al hilo de estas cuestiones,
Messori aborda en esta entrevista concedida a Veritas algunas reflexiones sobre la secularización experimentada en el contexto occidental europeo en los últimos años, que en el caso particular de España ha llevado al olvido de una de las partes más gloriosas de su historia, "que son sobre todo religiosas". -
¿Diría usted que los españoles tienen hoy una religión "desinformada"? Sorprende descubrir a un italiano que sabe más del papel de España en la declaración del Dogma de la Inmaculada que muchos de nosotros. ¿A qué puede obedecer este desconocimiento o falta de interés? En efecto, el vuestro es un país extraño, donde se olvidan (o se siente vergüenza) las verdaderas glorias de vuestra historia. Unas glorias que son sobre todo religiosas, ligadas a la extraordinaria fuerza misionera de una España que tuvo éxito incluso donde todos habían fallado: es decir, en cristianizar, no sólo el continente sudamericano, sino nada menos que Filipinas, es decir un pedazo de aquella Asia que siempre ha sido impermeable al Evangelio. En la actualidad, todavía recibo cartas de agradecimiento de españoles que han descubierto a través de mi libro "El gran Milagro", sobre el milagro de Calanda (en Aragón, en 1640), quizá el milagro más extraordinario de la historia cristiana. ¡Lo habéis olvidado! Quizá por esto, después de haber leído no sólo éste sino otro libro, "Leyendas negras de la Iglesia", donde defiendo a España de las calumnias, vuestro rey
Juan Carlos quiso nombrarme caballero de la Orden de Isabel la Católica, como "amigo de la Hispanidad". Tenéis necesidad de recuperar vuestra memoria. Si no lo conseguid vosotros, lo intentaremos nosotros, extranjeros pero amigos. -
Usted afirma en "Hipótesis sobre María" que la Inmaculada debió mucho a la "actitud caballeresca española", según la cual los españoles habrían intentado defender con este dogma el "honor" de la dama de las damas. Sin embargo, actualmente, las mofas, los escarnios y las blasfemias contra lo sagrado están en nuestro país a la orden del día. ¿Se ha perdido esa "actitud caballeresca" o se carece sencillamente de toda sensibilidad hacia lo sagrado? España ha recorrido en los últimos treinta años el mismo proceso de secularización y de laicización que los países de la Europa occidental (emplearon tres siglos, desde el Iluminismo del setecientos). También como reacción al fascismo, ha sido una carrera intensa por liberarse de los hábitos tradicionales y adoptar frecuentemente lo peor de la modernidad. Hoy (y lo digo con pesar porque amo a vuestro país), España es muchas veces un país vulgar, donde se piensa que un "sex shop", el nudismo en las playas, o la obscenidad de un desfile de travestis son un signo de progreso y de liberación. ¡Demasiada prisa! ¡Y demasiados complejos de inferioridad hacia una Europa que os parecía más evolucionada que vosotros! -
"España es un país donde todos corren detrás de los sacerdotes, unos con críos y otros con fusil", es una frase extraída de su libro. ¿Qué razones encuentra para esta actitud, especialmente palpable en los medios de comunicación? Desde hace al menos dos siglos, es decir después de la guerra de liberación contra Napoleón, han existido ya "las dos Españas", la clerical y la anticlerical. La desgracia española es que aquí todo se radicaliza, el lema nacional, en el fondo, es el "todo o nada". El contrario de la vocación italiana al compromiso, a la vía intermedia, a buscar el acuerdo común. No por casualidad es Roma la sede de la Iglesia, maestra no en el "aut-aut", si no en el "et-et". El ejemplo más trágico del radicalismo español ha sido la Guerra civil: ningún país en Europa ha conocido jamás un odio tan implacable entre ciudadanos de una misma nación. Y, después de las antiguas persecuciones, nunca los cristianos habían sido martirizados como entre vosotros en aquellos trágicos años. Aquí hay, por lo tanto, una tradición, frecuentemente dramática. -
En nuestro país, pocos conocen el dato que usted revela en el libro sobre la "huelga del Viernes Santo" –que tuvo su origen en las hermandades andaluzas– y que obligó en su momento a los socialistas a reinstaurar como día festivo el de la Fiesta de la Inmaculada. ¿Es tan importante la fuerza de la devoción popular? ¿Que cree que pasaría en un país "laico" como España si se suprimiera la Semana Santa andaluza? Nunca será suprimida, porque se buscará siempre transformarla en un hecho turístico, en un espectáculo para atraer a los viajeros. Desgraciadamente, es lo mismo que ha sucedido ya con tradiciones nacidas como religiosas y transformadas en negocios por agencias de viaje. Hay un vaciamiento desde el interior que excluye la memoria cristiana, también en lo que ha nacido del amor y de la pasión de los creyentes. -
Hay en su libro una afirmación preocupante que afecta a nuestro país: "España se ha encaminado con una deriva inquietante hacia la separación de su tradición" ¿Qué ha querido decir? Ya he hablado de la secularización "acelerada" de vuestro país; esta secularización contribuye a agravar el problema territorial. Espero que la Providencia me desmienta porque, lo repito, amo a España: pero si los "nacionalismos" locales continuaran su marcha con el ritmo actual –ningún "nuevo estatuto" será suficiente para las pretensiones de quienes quieren la secesión–, podría incluso verificarse un "futuro yugoslavo". ¿Otra guerra civil? ¡Dios no lo quiera! Por poner un pequeño ejemplo (pero quizás significativo) de carácter personal: en algunas zonas de Cataluña y el País Vasco, ha habido librerías que no han aceptado vender mi libro sobre "El gran Milagro", cuando han sabido que se había producido por intercesión de la Virgen del Pilar: "¿La Pilarica, la protectora de la Hispanidad y de la Guardia Civil? No gracias, no vendemos estas cosas para "españolistas"". ¿Puede durar todavía mucho tiempo la unidad de un país donde la aversión entre las partes que lo componen ha llegado a este punto?