(Cope.es/ReL) La Vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, ha asegurado que el objetivo de la reforma de la ley orgánica de libertad religiosa es garantizar los derechos de todos los españoles, añadiendo que el Gobierno pretende "amparar y cobijar a todos" y garantizar la libertad de conciencia sin "ir contra nadie", por lo que no espera "ninguna confrontación con nadie, y menos, con la Conferencia Episcopal". Asimismo, ha descartado la "confrontación" con los obispos por la reforma y ha señalado que nunca ha habido confrontación sino discrepancias y ha añadido que las relaciones son correctas, “de diálogo, de cooperación, de respeto y de búsqueda de acuerdos". Así, ha dicho que la ley debe ajustarse a una sociedad más plural y diversa, y ha insistido en que "hay que proteger las creencias de todos, las de los católicos, por supuesto, pero también las de los musulmanes, judíos o evangélicos, y también las creencias de los que no creen". Sin embargo, el gobierno parece decidido a librar una batalla contra la existencia de dogmas de fe, pues tal y como ha dicho la vicepresidenta, pretenden "garantizar la libertad de todos, sin imposiciones de nadie, sin dogmas" pues "lo único que puede imponerse en España es la Constitución y la ley".