(La Razón) La esperanza cristiana, fundada en Cristo, «no es una ilusión» sino «un ancla que penetra en el Cielo en donde Cristo nos ha precedido», afirmó ayer el Santo Padre durante el rezo del Regina Coeli, en la plaza de San Pedro. Ante miles de peregrinos, Benedicto XVI recordó la solemnidad de la Ascensión, que se celebraba ayer domingo y explicó cómo los discípulos vivieron esta experiencia reunidos en torno a la madre de Jesús. «En sus discursos de despedida a los discípulos, Jesús insistió mucho en la importancia de su `regreso al Padre´, cumplimiento de toda su misión», recordó el Pontífice. «De hecho, vino al mundo para devolver el hombre a Dios, pero no en un plano ideal -como haría un filósofo o un maestro de sabiduría- sino realmente, como pastor que quiere llevar todas las ovejas al redil» , prosiguió. «Dios en el hombre-el hombre en Dios: ésta es una verdad no teórica sino real. Por ello la esperanza cristiana, fundada en Cristo, no es una ilusión sino, como dice la Carta a los Hebreos, `en ella tenemos como un ancla de nuestra vida, un ancla que penetra en el Cielo en donde Cristo nos ha precedido´, añadió. «Y, ¿qué es lo que más necesita el hombre de todos los tiempos sino precisamente esto: un ancla firme para la propia existencia? Aparece así, nuevamente, el sentido estupendo de la presencia de María entre nosotros». «Volviendo la mirada hacia Ella, como los primeros discípulos, somos inmediatamente reenviados a la realidad de Jesús: la Madre nos indica al Hijo, que ya no está físicamente entre nosotros, pero que nos espera en la casa del Padre», dijo el Pontífice, que continuó explicando el significado de la Asunción: «Jesús nos invita a no quedarnos mirando lo alto, sino a estar siempre unidos en la oración, para invocar el don del Espíritu Santo. Sólo a quien `renace de lo alto´ es decir del Espíritu de Dios, se le abre la puerta del Reino de los Cielos», concluyó. A continuación, el Santo Padre saludó a todos los peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro, y de un modo especial a todos los miembros de Acción Católica de Italia que celebraban el 140 aniversario de su fundación. A todos ellos les pidió que «permanezcáis fieles a vuestras raíces y en vuestro amor a la Iglesia».