(R.B./ReL) La Santa Sede desmintió ayer las informaciones que anunciaban cambios en la liturgia aprobados por Benedicto XVI. El subdirector de la Oficina de Información de la Santa Sede, el padre Ciro Benedettini, según Radio Vaticano, ha aclarado que «por el momento no existen propuestas institucionales sobre una modificación de los libros litúrgicos que se utilizan actualmente». Diversos medios han asegurado en días pasados que la Congregación vaticana para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, cuyo prefecto es el carenal español Antonio Cañizares, habría presentado al Papa propuestas para una «reforma de la reforma litúrgica» que impulsó el Concilio Vaticano II, según informa Zenit. En estas informaciones, se aseguraba que el Papa había aprobado un documento presentado por el cardenal Cañizares en el que se reforzaría el carácter extraordinario de comulgar en la mano y se plantearía la posibilidad de que el sacerdote volviera a celebrar la eucaristía dirigiéndose al sagrario y la cruz, en vez de cara a la asamblea de fieles. Por tanto, el Vaticano ha negado que se estén dando pasos concretos. Puntualización que no es óbice para que recientemente se haya publicado en Italia que Benedicto XVI, cuando ejercía como prefecto de la Congregación vaticana para la Doctrina de la Fe, expusiera su visión sobre el asunto en una carta remitida a un filólogo tradicionalista alemán. Para el entonces cardenal Ratzinger, «la Iglesia Romana debe tener de nuevo un único Rito romano», aunque reconocía que «todavía es demasiado grande la aversión de muchos católicos –promovida en ellos durante años- contra la liturgia tradicional, que despectivamente denominan preconciliar; y también habría que soportar la fuerte resistencia por parte de muchos obispos contra una autorización general». De esta idea general, sólo se desprende, de forma más concreta, en palabras del entonces cardenal, que se podría incorporar algunos elementos nuevos «como nuevas fiestas; algunos prefacios nuevos para las misas; un leccionario ampliado –más selección que antes, pero no demasiada-; una ‘Oratio fidelium’, o sea una letanía fija de intercesiones que sigue al ‘Oremus’ previo al Ofertorio, en donde inicialmente tenía su lugar». En todo caso, el Papa aseguraba que estas ideas sólo podrían ser implantadas «paso a paso». Y tal vez, según aseguraba ayer el padre Ciro Benedettini, ese momento no ha llegado, por el momento.