(Nicolás de Cárdenas/ReL) El presidente del Congreso, José Bono, ha tardado dos meses y medio en pronunciarse sobre la reforma de la ley del aborto que plantea el Gobierno y lo ha hecho para asegurar que «no me planteo la posibilidad de la indisciplina» en el voto, pese a su proclamada fe católica y considerar que el aborto «es un fracaso, un hecho triste que no cabe festejar como un éxito, sino regular legalmente como un fracaso». El pasado mes de junio, durante el cursode verano «Ética y futuro de la democracia» de la Universidad CEU San Pablo, donde ofreció una conferencia sobre el periodo histórico de la Transición española, fue preguntado por los presentes en dos ocasiones por su proclamada fe católica y su evidente militancia socialista en relación al aborto. tras asegurar qu eno había ido a la Universidad a ser interrogado, manifestó que «las creencias no son trasladables a la política» y que «la moral, por un lado y las ideas partidistas, por otro». En una entrevista concedida a EP, Bono ha admitido además que le «choca» que una niña de 16 años pueda someterse a un aborto sin consultar a sus padres o tutores legales, como plantea el proyecto de ley elaborado en el Ministerio de Igualdad. Respecto a la intención del Gobierno de eliminar los símbolos religiosos de las escuelas, el presidente de la Cámara Baja ha asegurado que «como yo hay millones de españoles, y no nos molesta el crucifijo en ningún ámbito de la vida, ni el público, ni el privado, ni en el despacho, ni en la escuela».