(Nicolás de Cárdenas/ReL) A pesar de que las informacines oficiales aseguraron que el presidente Obama aseguró a Benedicto XVI en Roma el pasado mes de julio que haría lo posible por reducir el número de abortos, el episcopado de los EEUU no se ha concedido demasiado tiempo para lanzar una campaña de defensa de la dignidad humana desde la concepción hasta la muerte. Para ello, han lanzado una página web en la que establecen con claridad la posición de la Iglesia sobre esta reforma: una «verdadera política sanitaria universal, respetuosa con la vida humana y la dignidad; acceso universal, con especial dedicación a los pobres y a la inclusión de los inmigrantes; prosecuci´ñon del bien común y perseverar en el pluralismo, incluyendo la libertad de conciencia y la variedad de opciones y restricción de costes y su aplicación equitativa a todos los contibuyentes». Además, anima a los católicos a ponerse en contacto con los congresistas y senadores de sus respectivas circunscripciones, para exponerles estos puntos tanto de manera telefónica como a través de la herramientas de las páginas web del Congreso y el Senado que permiten escribir a los representantes de los ciudadanos. «El Congreso tiene el mayor número de miembros pro-aborto en los últimos 16 años y los defensores del tienen energías renovadas -advierten-. Su programa radical va más allá de Roe v. Wade (la famoa sentencia de 1973 por la que se legalizó el aborto en EEUU), y pretende convertir el aborto en un derecho que el Gobierno tendría que subvencionar con fondos del contribuyente». «En nuestra tradición católica -exponen en la citada web los prelados- la atención sanitaria es un derecho humano básico» y su acceso «no debería depender de donde trabaja alguien, cuánto gana una familia, o dónde vive una persona. En lugar de eso, toda persona, creada a imagen y semejanza de Dios, tiene derecho a la vida y a las cosas necesarias para mantener la vida, incluso servicios asequiblesde calidad en la atención sanitaria». Estas y otra reflexiones son extracto de ladeclaración de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos sobre la reforma sanitaria de junio de 1993. En la web se señala que la Iglesia católica en los EEUU es uno de los mayores proveedores de servicios de salud en la Unión y por tanto, «una voz creíble y un actor importante en el debate en torno a la atención de la salud y la reforma de los muchos estadounidenses que se verán afectados por esta». Y no espara menos. La Iglesia sostiene más de 600 hospitales, la mayoría en la mitad este de la Unión y 11 de los 40 mejores sistemas sanitarios de norteamérica están en sus manos.