(Nicolás de cárdenas/ReL) Monseñor Atilano Rodríguez, consiliario de Acción Católica desde enero de 2002, ha acudido a la Asamblea de Constitución de la nueva Acción Católica General en Cheste. Desde allí, junto a 600 representantes de este movimiento y varios obispos, explica a los lectores de ReL las motivaciones, inquietudes y perspectivas de futuro del movimiento diocesano. - La refundación de la nueva Acción Católica General ha sido un proceso muy largo, que arranca en 1993... - Propiamente la refundación de la Acción Católica nace en el año 1993, pero nace ya distinguiendo la Acción Católica General y la Acción Católica Especializada. Hay movimientos que se dedican especialmente a la evangelización de los jóvenes y adultos en el ámbito de la parroquia y movimientos que se dedican a la evangelización en ambientes concretos como el mundo laboral, el mundo estudiantil o el mundo rural. Lo que se ha hecho ahora, a partir de la asamblea que hemos celebrado en Huesca hace un par de años, es una reflexión por parte de los movimientos generales, es decir, niños, jóvenes y adultos, para plantear la unificación de los tres movimientos en uno solo con tres sectores. Con lo cual, ahora, lo que nace como un movimiento nuevo es la Acción Católica General que de alguna forma incluye en sí los tres movimientos anteriores. - ¿Cómo han vivido este proceso los militantes? - Ha sido una reflexión muy profunda que ha llevado desde momentos de oración a momentos de diálogo tanto en las comisiones nacionales de los movimientos como en las distintas diócesis en las que estaban implantados. Ha sido un proceso largo, porque ha durado tres años pero creo que se ha hecho con mucha paz, con entusiasmo y, sobre todo, con mucho diálogo. De tal forma que ya cuando se votó en Huesca la fusión en un único movimiento se dieron unas votaciones mayoritarias favorables en cada uno de los movimientos que existían. - La maduración de esta nueva etapa se ha realizado bajo el lema «A vino nuevo, odres nuevos». ¿Qué ha cambiado en la realidad de la Acción Católica para necesitar nuevos odres? - Yo diría qué ha cambiado la realidad de España. La Iglesia tiene que hacer la evangelización en cada ambiente concreto teniendo en cuenta la realidad a la que tiene que evangelizar. Es claro que la realidad española, tanto desde el punto de vista social, cultural como religioso ha cambiado mucho durante estos últimos años y precisamente eso lleva a una reflexión en la Iglesia para poder hacer presente el anuncio de Jesucristo hoy en el mundo para poder llevar a cabo también la celebración de la fe y la vivencia de la caridad. Esto es lo que se ha planteado la Acción Católica y concretamente los movimientos generales. Cómo incidir hoy desde una mayor comunión de todos los movimientos como expresión de la comunión de la Iglesia para llevar a cabo en la parroquia y en el ámbito parroquial, el territorio de la parroquia, la acción evangelizadora y misionera de la Iglesia. Por lo tanto, «a vino nuevo, odres nuevos» trae este planteamiento: una realidad nueva, unos cambios en la sociedad en la cultura y en la creencia religiosa exigen unos planteamientos nuevos en la acción evangelizadora y por lo tanto, la revisión por parte de la Acción Católica. - ¿Es esta asamblea un punto de llegada o el inicio del renacer de la Acción Católica? - Como un relanzamiento de lo que ya se venía realizando. Hasta ahora, cada movimiento trabajaba ya en las parroquias, en la dinamización de la evangelización y de la pastoral dentro del ámbito parroquial. Lo que ahora se pretende es, mediante una mayor colaboración y corresponsabilidad entre los tres movimientos, expresar de una forma más adecuada la comunión de la Iglesia y ser más eficaces en la acción evangelizadora. Por tanto, es punto de llegada en cuanto que ha sido un proceso que han vivido con esperanza los movimientos y un punto de partida en cuanto que lleva consigo hacer especial hincapié en unos aspectos fundamentales de la evangelización en este momento que tal vez que tal vez no hemos tenido hasta ahora suficientemente en cuenta. - ¿Cuáles van a ser las señas de identidad de la refundación de este nuevo movimiento? ¿Se mantienen las que había, pero renovadas? - Se mantienen porque la Acción Católica es el movimiento del laicado de la diócesis. No tiene ningún fundador sino que es el laico cristiano que quiere vivir su fe, que quiere vivirla dentro de una comunidad cristiana y para llevar a cabo esa vivencia y esa experiencia de la fe tiene una espiritualidad y una organización. Las señas de identidad de la Acción Católica nos las ha dado el Concilio Vaticano II en el número 20 del decreto sobre apostolado seglar. Por una parte, el fin apostólico de la Iglesia, que es la evangelización y la santificación de los cristianos en el mundo; por otra parte, la organización en grupos o asociaciones para ser más incisivos y para vivir esa acción evangelizadora no cada uno de forma individual sino asociada. En tercer lugar, estas organizaciones están dirigidas por el cristiano laico acompañado por supuesto por el sacerdote y el obispo y finalmente, la última nota de identidad de la acción católica es la especial comunión que los movimientos apostólicos quieren tener con el ministerio ordenado, con los obispos y los sacerdotes. Estas notas por lo tanto son permanentes. Lo que es importante es cómo vivir estas notas en cada momento de la historia y en cada situación concreta, teniendo en cuenta esos cambios tan profundos que han ocurrido en España en estos últimos años. - Acción Católica está presente en 46 de las 69 diócesis españolas. ¿Hay posibilidad de crecer en las diócesis restantes vistos estos cambios culturales de los que habla? - Una de las conclusiones es que la Acción Católica tiene que mirar siempre hacia el futuro con una perspectiva de crecimiento. El hecho de que haya una fusión de los movimientos generales va a ser muy positivo para el crecimiento. Fundamentalmente, porque en una diócesis podía existir el movimiento de adultos y no existir el de jóvenes y niños. El mismo movimiento de adultos, si realmente tiene una intención evangelizadora y se preocupa por la evangelización en todos los ambientes, será quien promueva esos sectores de niños y de jóvenes. Y viceversa puede haber un movimiento de niños o de jóvenes y faltar el de adultos. La misión siempre va a ser la de crecer lo más posible con la ayuda del Señor. Hacia ahí tenemos que ir. No podemos estancarnos si hemos de creer que la acción del Espíritu está presente en la Iglesia y en la vida de cada uno de los evangelizadores, la religión y, por lo tanto, la evangelización nunca puede ser conformista. No podemos mantener lo que tenemos sino que tenemos que abrir caminos nuevos para llegar con el anuncio a otras personas a que participen también de nuestra alegría y de nuestro gozo. - La Asamblea se plantea bajo el lema «Abriendo Caminos de Esperanza». Monseñor, ¿qué espera de este encuentro? - Este lema refleja dos cosas. La primera, que se ha trabajado con esperanza, con la esperanza en el Señor hasta este momento y se ha llegado a esta fusión de los tres movimientos de AC en un único movimiento con tres sectores. Por otra parte, significa que una asamblea es un momento para la reflexión y para plantearse el futuro. Queremos hacerlo desde Dios, desde la contemplación de la presencia del Señor en la Iglesia y en el mundo. Este momento de reflexión tienen que servir para afianzar la constitución del nuevo movimiento y por eso aprovechamos para presentar los estatutos aprobados. Para realizar los objetivos de futuro de forma conjunta. Un trabajo hecho, siempre, en la confianza en el Señor.