(R.B./ReL) «No puedo por menos de manifestar mi dolor por los heridos y cuantiosos daños provocados», reconoce el prelado en un comunicado emitido al recibir la noticia del atentado, que tiene lugar a dos días de que se cumplan 50 años de la fundación de ETA. «Rechazo asimismo la violencia, intrínsecamente perversa, manifestada en esta acción», destaca monseñor Gil Hellín. A los autores del atentado les dice: «Deponed ese modo tan vil de actuar, convertíos a Dios, dejad de hacer el mal, haced siempre el bien, que para eso nos ha creado el Señor». La organización terrorista hizo estallar ayer de madrugada una furgoneta bomba junto a un cuartel de la Guardia Civil en el que dormían 120 personas, entre ellas 41 niños. El prelado se dirige después a «la Guardia Civil y a los que habéis sufrido en vuestra propia carne las consecuencias del atentado» para manifestarles «mi cercanía, mi afecto sincero y también mi disposición a la ayuda que necesitéis y que pueda prestaros». «Pido a Dios, solicitando la solidaridad de todos los creyentes con mi oración, que cambie los corazones de quienes se dedican a hacer el mal, y a todos los diocesanos os pido estar a la altura de vuestra vocación manifestando, con los afectados, una fraternidad efectiva, no dejándonos llevar del pesimismo que pueden conllevar estos acontecimientos». Entre los 65 heridos, no hay casos particularmente graves. No hubo llamada de advertencia y cuando el vehículo explotó a las 04.00 horas, los guardias civiles y sus familias dormían.