(M. Buirago/La Verdad) El nuevo obispo de Cartagena-Murcia ha visto nacer la Universidad Católica (UCAM) desde la primera fila, al haber sido Vicario de la diócesis. Aboga «por sumar y por el entendimiento» en sus primeras declaraciones momentos después de conocerse su nombramiento. Conoce de sobra la Diócesis, y es del clero local... - Un obispo de la tierra al frente de la Diócesis, es poco usual. - Aunque parezca lo contrario, sí es usual. Lo que sucede es que en este caso se trata de una comunidad autónoma uniprovincial. Pero hay obispos aragoneses y andaluces, por ejemplo, al frente de Diócesis repartidas por Andalucía y de Aragón. Se da en la práctica; lo que ocurre es que resulta más significado en la Región de Murcia por su carácter uniprovincial. Estoy muy agradecido al Santo Padre por la confianza que ha depositado en mi persona al destinarme a la Diócesis de Cartagena, lugar donde yo he nacido a la fe. En ella me he ordenado sacerdote. - Gran parte de su carrera la ha hecho en esta Diócesis. - Fui secretario particular de don Javier Azagra y vicario episcopal de la zona de Lorca. Posteriormente, monseñor Cañizares me hizo provicario general y don Manuel Urea me confirmó como vicario. - Eso indica que usted conoce con detalle la Diócesis de Cartagena. Estará al tanto de la constitución de la Universidad Católica y de lo que ha sucedido después... - He conocido el nacimiento de la Universidad Católica (UCAM) porque estaba entonces en la Mesa del Consejo de Vicarios. No me es desconocido. Respecto a lo que ha habido después, es difícil tener detalles desde Teruel, donde he estado los últimos años. - ¿Cómo espera que sean las relaciones entre el Obispado y la UCAM? - No hago juicios de nada ni de nadie. Voy a trabajar en nombre de Dios. Pienso que hay que ir sumando. Nunca restando. La Diócesis de Cartagena es una realidad, y la UCAM es otra realidad. Son dos realidades diferentes que deben entenderse. - Se supone que es muy pronto, ¿pero prevé hacer cambios en la curia? - No tengo pensado nada de cambios. Sería irresponsable por mi parte plantear algo así en estos momentos. Hay que estar con todos los hermanos. Confío en todos ellos y sé que la colaboración y el trabajo en común están más que garantizados. - ¿Piensa que la Diócesis de Cartagena es conflictiva, o que se percibe como tal desde fuera? - Creo que no. Soy una persona que ha estado alejada estos años de dicha Diócesis, pero no creo que nadie la viera como conflictiva. - ¿Qué opina de las relaciones entre la Iglesia y el Gobierno español? ¿Se ha tranquilizado el debate? - Veo bien las relaciones. Serenas. Siempre hay temas que se prestan al debate y es absolutamente legítimo que cada cual exprese sus opiniones. Por ejemplo, yo siempre he tenido unas relaciones muy abiertas con el Gobierno de Aragón. - Siendo murciano, ¿no habrá discutido, por casualidad, sobre asuntos de agua o del Trasvase del Ebro con las autoridades aragonesas? - Entienda que no era una prioridad dentro de mi labor pastoral. Alguien dijo, cuando me nombraron obispo de Teruel, que el Papa me había mandado aquí para tratar de arreglar el Plan Hidrológico... Lo que sí hice cuando llegué fue acudir al nacimiento del río Tajo, que nace en Teruel, para rezar por todos por los que riegan y por el hecho de que mi Región también se beneficie de esas aguas. Se lo cuento como anécdota.