(Nicolás de Cárdenas/ReL) El polifacético Gregorio Peces-Barba (abogado de un miembro de ETA, diputado, catedrático y ex rector, ex Alto Comisionado para el Apoyo a las Víctimas del Terrorismo con las víctimas en contra, laicista apasionado, ideólogo de Educación para la Ciudadanía...) no se aclara sobre el derecho a la objeción de conciencia. Según denuncia Mariano Bailly-Bailliere en su Diario de un padre objetor, en el plazo de dos años, Peces-Barba es capaz de expresar dos opiniones contradictorias sin despeinarse. En junio de 2005, afirmaba en San Lorenzo de El Escorial, preguntado acerca de las asignaturas cobijadas bajo el paraguas de Educación para la Ciudadanía, que la objeción de conciencia sólo se produce «si la ley lo permite», apuntando que sólo era posible en España en relación con el aborto. Sin embargo, el catedrático aseguró ayer que la nueva Ley de Educación de Cataluña, que elude aplicar la tercera hora semanal de castellano en las aulas de la comunidad autónoma, debería «dejar una puerta abieta» para los «objetores de conciencia». Ya lo dijo Aristóteles: «Una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo». Pero el catedrático de Filosofía del Derecho, objeta respecto a este principio enunciado hace unos 2.300 años.