(R.B/ReL) Durante la rueda de prensa de presentación la encíclica social «Caritas in veritate» de Benedicto XVI, celebrada este martes en el Vaticano, los periodistas preguntaron cuál es la postura del pontífice frente al capitalismo y a la Organización de las Naciones Unidas. «No es una encíclica anticapitalista», respondió una de las personas escogidas para presentar a los medios el documentos, el profesor Stefano Zamagni, docente de economía política en la Universidad de Bolonia y consultor del Consejo Pontificio de l a Justicia y la Paz. Este texto, apuntó, «ve el capitalismo en su situación histórica». Sin embargo, el profesor aseguró que el texto «condena el capitalismo cuando se convierte en totalitario, como decía Juan Pablo II» y reitera que ningún sistema económico «garantiza la felicidad», informa Zenit. El profesor aclaró que la Iglesia no tiene la tarea de proponer ni desarrollar soluciones a problemas estructurales sino que su objetivo es ir a la raíz de los conflictos sociales. Para explicarse, puso este ejemplo: «Si nosotros cancelásemos la deuda pero no cambiásemos las estructuras, dentro de 15 años habría de nuevo deuda», el profesor. «Es necesario atacar las estructuras del pecado» aseguró Zamagni haciendo alusión a la encíclica «Pacem in terris» de Juan XXIII (1963). La cuestión del lucro Por su parte, el presidente del Consejo Pontificio de la Justicia y la Paz, cardenal Renato Raffaele Martino hizo alusión al tema de los beneficios los trabajadores que ofrecen a las empresas y a la sociedad con su labor. «El beneficio debe extenderse no sólo al sistema capitalista sino a quien participa del mercado», dijo. «¿Es entonces socialista o capitalista?», se preguntó el purpurado italiano. «La característica de la doctrina social está en el hecho de tener presentes a todos los componentes de la sociedad», respondió. Término «capitalismo» ausente La palabra capitalismo no aparece en la encíclica. Sólo en una ocasión se habla del empresario «capitalista» precisamente para superar toda ideología. «El predominio persistente del binomio mercado-Estado nos ha acostumbrado a pensar exclusivamente en el empresario privado de tipo capitalista por un lado y en el directivo estatal por otro. En realidad, la iniciativa empresarial se ha de entender de modo articulado», dice el Papa. «El ser empresario, antes de tener un significado profesional, tiene un significado humano», asegura. «Por eso es bueno que todo trabajador tenga la posibilidad de dar la propia aportación a su labor, de modo que él mismo sea consciente de que está trabajando en algo propio». Para «Caritas in veritate» «todo trabajador es un creador». El mercado De lo que sí habla la encíclica es de la economía de mercado. «Si hay confianza recíproca y generalizada, el mercado es la institución económica que permite el encuentro entre las personas, como agentes económicos que utilizan el contrato como norma de sus relaciones y que intercambian bienes y servicios de consumo para satisfacer sus necesidades y deseos», afirma. «El mercado está sujeto a los principios de la llamada justicia conmutativa, que regula precisamente la relación entre dar y recibir entre iguales. Pero la doctrina social de la Iglesia no ha dejado nunca de subrayar la importancia de la justicia distributiva y de la justicia social para la economía de mercado, no sólo porque está dentro de un contexto social y político más amplio, sino también por la trama de relaciones en que se desenvuelve». En efecto, sigue diciendo la encíclica, «si el mercado se rige únicamente por el principio de la equivalencia del valor de los bienes que se intercambian, no llega a producir la cohesión social que necesita para su buen funcionamiento». «Sin formas internas de solidaridad y de confianza recíproca, el mercado no puede cumplir plenamente su propia función económica. Hoy, precisamente esta confianza ha fallado, y esta pérdida de confianza es algo realmente grave», concluye. En la encíclica, no se utiliza ni menciona el termino «socialismo» o «comunismo», una prueba más con la que el Papa muestra cómo su objetivo es superar ideologías.