(Nicolás de Cárdenas/ReL) Las órdenes religiosas son, en palabras sencillas, la expresión de la diversidad de carismas que el Espíritu Santo infunde sobre los miembros de la Iglesia católica. Así ocurrió con Giovanni Melchiorre Bosco, Don Bosco, que comenzó su labor pastoral en los suburbios de Turín, dedicándose a los más pobres, con especial atención a los jóvenes. La Regla de la Sociedad de San Francisco de Sales fue aprobada por Pío IX en 1873. Desde entonces, la orden de los salesianos ha crecido en número (unos 16.400 miembros) y obras y hoy trabaja en 128 países de los cinco continentes. Pero más allá de estas cifras globales, merece la pena preguntarse, como hacía no hace muchas fechas Luke Coppen, el editor del diario The Catholic Herald, -aún reconociendo que no deja de ser una opinión- si nos encontramos ante la orden más poderosa de la actualidad. En su «corta» vida, apenas 150 años, los salesianos ocupan algunos de los puestos clave de la Curia Romana y cuentan con más obispos (más de 100) que cualquier otra orden de la Iglesia. Esta presencia de los salesianos en la cercanía de los centros de decisión administrativa y espiritual de la Iglesia. Si ojeamos las más de 2.000 páginas del Annuario Pontificio (algo así como las «Páginas Amarillas» vaticanas), podremos observar cómo en casi todos los dicasterios hay alguien de mayor o menor rango con las siglas «SDB» o «FMA», iniciales de las ramas masculina y femenina de la orden. «Galácticos» en Roma Sin duda alguna, apunta con acierto Coppen, si estuviéramos hablando del Opus Dei, o de otras órdenes y movimientos con cierto empuje en los últimos años, seguro que habría quien sostuviera que se trata de una estrategia perfectamente estructurada y ejecutada de escalada hacia el poder vaticano. Sin embargo, en el caso de los seguidores de Don Bosco, con una labor educativa ingente, no suscita ese tipo de controversias. Pero lo cierto es que, la nómina de «galácticos» de la orden no es pequeña. Para empezar, están bien representados en el Paraíso. En marzo de 2008, fueron canonizados ocho miembros de la familia salesiana y otros 116 alcanzaron la dignidad beatífica. Y en la recámara, hay otro 28 casos en estudio. Ya con los pies en la tierra, los más destacados son: el cardenal Óscar Rodríguez Madariaga, arzobispo de Tegucigalpa; el cardenal Joseph Zen, obispo emérito de Hong Kong; el cardenal Raffaele Farina, director de la Biblioteca Vaticana; Mario Toso, profesor de Filosofía social en la Pontificia Universidad Salesiana y uno de los más estrechos colaboradores en la redacción de la Encíclica Caritas in veritate; el arzobispo Angelo amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos; y, en lo alto del escalafón, el cardenal Tarsicio Bertone, secretario de Estado Vaticano y, por tanto, mano derecha del Santo Padre.