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ReL) Los grupos municipales de Chunta Aragonesista e Izquierda Unida se quedaron ayer solos a la hora de pedir la retirada de cualquier símbolo religioso de los espacios oficiales del Ayuntamiento de Zaragoza, lo cual supondría la retirada del crucifico que está presente en el salón de plenos municipal. PSOE, PP y PAR rechazaron la moción presentada por iniciativa de CHA. El propio alcalde, el socialista
Juan Alberto Belloch, fue absolutamente contundente a la conclusión del debate al asegurar que, mientras él esté al frente del Ayuntamiento y cuente con los votos necesarios, el salón de plenos municipal mantendrá en su sitio el crucifijo que lo preside. El alcalde recordó que dicha obra de arte lleva en ese espacio desde el siglo XVIII.
No ofende a nadie En una sorprendente intervención,
Belloch aseguró que «las sociedades más maduras son las que no cambian las costumbres y tradiciones, sino que las acumulan y superponen» y que a él le «basta» con que el crucifijo lleve en su sitio todo ese tiempo, porque además cree que «eso no tiene que ofender a nadie». Al defender la retirada de símbolos religiosos, la concejal nacionalista
Carmen Gállego -en la pasada legislatura miembro del equipo de gobierno de
Belloch-, fue especialmente beligerante con la presencia de este crucifijo en el lugar donde se reúne el Pleno. La propuesta de Chunta solicitaba, además, la declaración de la aconfesionalidad institucional del Consistorio zaragozano. A pesar de que no hay norma que lo impida,
Gállego pidió que se dejara «absoluta libertad» a los concejales para acudir o no a manifestaciones de carácter religioso de cualquier otra confesión distinta a la católica. Por parte de Izquierda Unida, el concejal
José Manuel Alonso afirmó que ninguna religión tiene carácter estatal, por lo que «las ceremonias religiosas-patrióticas sobran de los lugares y actos públicos». Además del propio
Belloch, también se mostró rotundo en el rechazo a la moción el concejal del PP
Manuel María Medrano, quien consideró su contenido como «lesivo para nuestra historia y para el respeto de nuestras tradiciones». Medrano acusó a Carmen Gallego de “integrista antirreligiosa” y le pidió que se fijara en la Constitución que, si bien expresa como derecho la libertad religiosa, también recoge que “los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de colaboración con la Iglesia Católica”. ------------
Bien por el alcalde de Zaragoza Por
Guillermo Juan Morado