(Álex Navajas/La Razón) Las Iglesias evangélicas parecen estar ganándole el pulso a la Iglesia católica en Guatemala. En tan solo una década, los guatemaltecos que se confiesan protestantes han pasado del 40 al 50 por ciento, según un estudio elaborado por Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) tras recorrer 10 de las 14 diócesis del país centroamericano. «Nos hemos quedado sorprendidos por el enorme número de nuevas iglesias evangélicas que hemos visto durante nuestro viaje –afirma el coordinador de proyectos de AIN para Hispanoamérica, Xavier Legorreta–. Parecen surgir como hongos por todas partes». Más de 60 millones El de Guatemala es el ejemplo más llamativo del meteórico crecimiento iglesias y sectas protestantes en Iberoamérica, aunque no el único. A principios del siglo XX, se calcula que en Hispanoamérica había alrededor de 150.000 protestantes. Hoy, ya pasarían de los 60 millones. Y es que en el continente al que el Papa Juan Pablo II bautizó como «el de la esperanza para la Iglesia», a diario se pasan alrededor de 8.000 católicos a alguna de las miles de denominaciones protestantes, según han reconocido los obispos iberoamericanos. Para Manuel Guerra, sacerdote y experto en sectas y nuevos movimientos religiosos, «la mayoría de los que abandonan la fe católica apenas se quedan 6 ó 7 años en su nueva secta, y después se pasan a otra y a otra, hasta que, al final, muchos de ellos abandonan cualquier práctica religiosa. Sólo algunos de ellos regresan a la Iglesia católica». A menudo, según el informe de AIN, las iglesias evangélicas se valen de alimentos, ropa y medicamentos para atraer a nuevos prosélitos. «Parece que lo que atrae a la gente hacia las sectas no es una cuestión de fe, sino económica. Es la promesa de llegar a ser rico enseguida», explica el documento. «Los obispos de Guatemala son extremadamente conscientes del problema », confiesa Legorreta. «La Iglesia ve la necesidad de responder presentando nuestra fe de modo claro y usando todos los medios», añade