(Gabriel López) Coincidiendo con la visita del Papa Benedicto XVI a África, el pasado mes de marzo un equipo de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) realizó un viaje a Angola para conocer los proyectos de la segunda campaña trimestral que la institución Pontificia ha desarrollado a lo largo de la primavera. Para el equipo de AIN han resultado «dramáticas» las dimensiones del sufrimiento que padece una gran parte de los más de 12 millones de angoleños. Las minas antipersona sembradas durante los 27 años de guerra civil se cobran numerosas víctimas aún a día de hoy y ya han dejado lisiadas a cientos de miles de personas. Una de las mayores crueldades reside en que hoy, siete años después del final de la guerra civil, siga habiendo miles de ellas ya que su desactivación represente, ante todo, un problema económico (1.000 dólares por mina). Como consecuencia, no es posible cultivar los campos y la gente pasa hambre en uno de los países africanos más ricos en recursos naturales. Pero los yacimientos petrolíferos de la costa angoleña y las minas de diamantes siempre han sido la manzana de la discordia, siendo maldición y bendición al mismo tiempo. «Respirando» libertad religiosa Según el Informe de Libertad Religiosa en el Mundo, publicado por AIN a finales de 2008, en la práctica, el Gobierno encabezado por José Eduardo dos Santos, del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), es tolerante con todas las organizaciones religiosas, contribuyendo con sus medidas a promover la libre expresión del culto religioso. Los Ministerios de Justicia y Cultura reconocen actualmente a 85 grupos religiosos que, independientemente del número de miembros, han mantenido su estatus en los últimos dos años. La Iglesia Católica En declaraciones recientes, el Arzobispo de Lubango, Monseñor Zacarías Kamwenho, afirmaba que «la Iglesia en Angola es una Iglesia joven. Las dos primeras grandes evangelizaciones tuvieron lugar en 1491 y en 1876. Hoy en día estamos en la tercera evangelización que empezó con la independencia. Desde entonces, la evangelización ha sido más continuada, más adaptada a los tiempos modernos del Concilio Vaticano II». Según Monseñor Kamwenho, desde 1876 hasta 1972, «la Iglesia lo ha pasado muy mal en Angola con el marxismo-leninismo. Todavía está presente un cierto pensamiento marxista, pero ha cambiado mucho la situación». Angola sufrió las consecuencias de 27 años de guerra civil, iniciada en 1975, cobrándose la vida de más de 500.000 personas, además del gran número de incapacitados y millones de desplazados que dejó. Actualmente, a pesar de sus grandes recursos naturales, la pobreza y el analfabetismo continúan estando presentes en el país. A partir de 2002, comenzó una época de mayor paz, y el trabajo misionero pudo intensificarse en toda la diócesis de Lubango, formada por dos provincias: Wila y Namibe. En esta última, la evangelización se ve frenada por la presencia de los animistas, religión tradicional. «La misión continúa, y esperamos que con la paz se pueda hacer algo más y dar nuestro testimonio para ello», continúa el Arzobispo. La Iglesia en Angola tiene una fuerte presencia. Existen 18 circunscripciones eclesiásticas, 307 parroquias y 2.976 centros pastorales. Actualmente hay 27 obispos, 794 sacerdotes, 2.276 religiosos, 5 miembros laicos de institutos seculares y 30.934 catequistas. Los seminaristas menores son 1.031 y los mayores 1.236. En las 481 escuelas maternas, secundarias, superiores y universidades propiedad de la Iglesia o dirigidas por eclesiásticos o religiosos, estudian 226.798 alumnos. Por lo que respecta a los centros caritativos y sociales administrados por la Iglesia, en Angola hay 23 hospitales, 269 ambulatorios, 16 hogares para ancianos e inválidos, 45 orfanatos y guarderías, 37 consultorios familiares y otros centros para la protección de la vida, 28 centros especiales de educación o reeducación social y 41 instituciones. En torno a un 10% de la población es protestante, un 1,65 % se compone de cristianos de la Iglesia Nueva Apostólica, y un 35 % de seguidores de religiones naturales. El porcentaje estimado de musulmanes (principalmente, sunitas) es de un 2%. Esto también significa que hay esperanza y motivos para confiar en que mejore la situación. De momento, hay «paz», por lo que misioneros, sacerdotes y religiosas, valientes y dispuestos a ponerlo todo de su parte, están regresando a las misiones. La aportación de AIN ha consistido principalmente en bolsas de estudio, apoyo de transporte y la escuela de la fe, que ayuda a profundizar a los catequistas en la pedagogía para enseñar y evangelizar a otros. La visita del Papa a este país ha llamado la atención de muchas miradas en el mundo, favoreciendo de este modo la misión pastoral de AIN.