(Europa Press) La Conferencia Episcopal Española ha advertido de que «de acuerdo con la doctrina de la Iglesia, ningún católico coherente con su fe podrá aprobar ni dar su voto» al Anteproyecto de Ley de Salud Sexual y Reproductiva e Interrupción Voluntaria del Embarazo presentado por el Gobierno. Según afirma la institución en una declaración, el anteproyecto presentado «constituye un serio retroceso respecto a la actual legislación despenalizadora, ya de por sí injusta» por lo que «tampoco debería» respaldar esta iniciativa «nadie que atienda a los justos imperativos de la razón». A lo largo de once páginas, los obispos españoles exponen sus conclusiones sobre un texto que tildan de «serio retroceso en la protección de la vida" y denuncian, entre otros aspectos del Anteproyecto, que «otorga la calificación de derecho a algo que, en realidad, es un atentado» contra la vida. La elección de la maternidad no justifica un aborto «Decidir abortar es optar por quitar la vida a un hijo ya concebido y eso sobrepasa con mucho las posibles decisiones sobre el propio cuerpo, sobre la salud de la madre o sobre la elección de la maternidad». En este sentido, critica que la cuestión del aborto se haya abordado en el texto en términos de salud reproductiva porque «el embarazo no será nunca de por sí una enfermedad aunque pueda conllevar complicaciones de salud» y por tanto, «abortar no es nunca curar, es siempre matar». «De ahí que incluir el aborto en la política sanitaria falsee siempre gravemente el acto médico, que queda desnaturalizado cuando es puesto al servicio de la muerte», señala la declaración, en la que se entiende que «una política sanitaria debe tener siempre en cuenta la salud de la madre gestante, pero también la vida y la salud del niño que va a nacer». Los obispos se refieren también a los que dicen que «durante algún tiempo determinado el ser vivo producto de la fecundación humana no sería un ser humano». En su opinión, quienes opinan así lo hacen porque «es muy duro reconocer que el fruto de la fecundación es un ser humano» ya que hacerlo y defender a la vez el aborto, sería «como reconocer que hay un derecho a matar un inocente». Por otro lado, la declaración aborda la cuestión de la información que recibirán en sobre cerrado las mujeres que pidan abortar y el periodo de reflexión de tres días que se les impondrá antes de adoptar su decisión. «Ningún proceso médico de consentimiento informado se realiza de un modo tan frío e impersonal», denuncia la CEE, para incidir en que «más que sobres cerrados», estas mujeres reclaman «corazones abiertos». La figura del padre, olvidada Además, los obispos llaman la atención sobre «la ausencia total de la figura del padre del niño que va a ser abortado» y afirman que «no parece admisible que se margine a los padres en algo tan fundamental como es el nacimiento o la muerte de sus propios hijos». En cuanto a los capítulos del anteproyecto de ley dedicados a la educación afectivo sexual, los obispos instan a los padres católicos, las escuelas, los sacerdotes, catequistas y demás responsables de acción pastoral de la Iglesia a enseñar «la afectividad y la sexualidad de acuerdo con la visión del ser humano que dimana de una razón iluminada por la fe». «El Estado no puede imponer ninguna moral a todos, ni una supuestamente mayoritaria, ni la católica, ni ninguna otra» porque «la injusta imposición de una determinada concepción del ser humano a toda la sociedad por medio del sistema educativo (...) no podrá dar frutos buenos», afirman los obispos.