(Kris Dmytrenko/ZENIT) El anuncio de que la Congregación para la Doctrina de la Fe supervisará ahora las conversaciones con la Fraternidad de San Pío X es inminente, afirmó el superior general. El obispo Bernard Fellay reveló a ZENIT que la congregación le informó que esperan la publicación de una declaración de Benedicto XVI, en forma de motu proprio (por iniciativa propia), sobre la nueva estructura de Ecclesia Dei antes del 20 de junio. El obispo confirmó que el pasado 5 de junio mantuvo un encuentro con el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal William Levada (en la foto). Durante una visita a Toronto este lunes, el superior general explicó que la Comisión Pontificia Ecclesia Dei continuará siendo una entidad distinta del dicasterio de la Iglesia para asuntos doctrinales. «Según lo que hemos escuchado, lo más probable es que uno de los monseñores de la Congregación será el jefe ejecutivo de Ecclesia Dei» -afirmó-. «Así, estará unida muy estrechamente a la Congregación». El obispo Fellay había sido excomulgado automáticamente junto a otros tres obispos, ordenados por el arzobispo Marcel Lefebvre en 1988 sin la aprobación del Vaticano. En enero, Benedicto XVI levantó la sanción. Pero la Sociedad de San Pío X todavía carece del status o condición canónica requerida para el legítimo ejercicio del ministerio. Según indicó el pontífice en una carta enviada en marzo a todos los obispos de la Iglesia, esa condición sólo se concederá cuando la Fraternidad acepte la autoridad del Concilio Vaticano II y las enseñanzas del magisterio de los papas desde ese concilio. Desde el año 2000, la comisión pontificia ha sido dirigida por el cardenal Darío Castrillón Hoyos, a quien el obispo Fellay describe como «muy amigable» con la Fraternidad. El obispo explicó que, tras la reunión del 5 de junio con el cardenal Levada, sigue sin estar seguro sobre cómo afectarán los cambios previstos a las negociaciones con el Vaticano. «No sé [si el cardenal Levada será ] suficiente para responder realmente a la cuestión (···). Cuando fuimos recibidos, hubo mucha cortesía; él fue suave»,declaró. «Francamente, no sé si habrá un cambio real y qué cambio será». Nuevas excomuniones Lo más urgente para el nuevo presidente de Ecclesia Dei es evitar una nueva serie de excomuniones. El 27 de junio, el obispo lefebvrista Alfonso de Galarreta tiene programado ordenar tres sacerdotes y tres diáconos en su seminario Zaitzkofen, en Baviera (Alemania). El obispo Gerard Muller de Ratisbona ha advertido a la Fraternidad que hasta que la cuestión de la condición canónica no esté resuelta, las ordenaciones no están autorizadas y por tanto merecerían acciones disciplinarias. A principios de mes, un portavoz diocesano dijo: «Nuestro obispo está esperando de Roma un consejo sobre cómo responder». Y añadió: «Pero el resultado más probable es la excomunión para esos sacerdotes y para el obispo que les ordena». El obispo Fellay explicó que la Fraternidad de San Pío X ya retrasó ordenaciones diaconales en Ratisbona a principios de este año. Y dijo que cree que el Vaticano ahora «no tiene problemas fundamentales» con las próximas ordenaciones sacerdotales. «Nosotros no podemos decir ahora sencillamente dejamos de respirar -argumentó, en defensa de la continuidad de la Fraternidad en la administración de sacramentos-. Necesitamos respirar». Y añadió: «Y, en definitiva, si el Papa fue tan bueno como para levantar las excomuniones, eso significa que no quiere que ahora muramos». La Fraternidad tiene previsto continuar con las ordenaciones, a pesar de la preocupación del obispo Fellay de que nuevas excomuniones podrían «poner en peligro todo» y hacer fracasar los diálogos de la Fraternidad con la Congregación para la Doctrina de la Fe. En esas conversaciones, ocuparán un lugar central las condenas inequívocas de la Fraternidad al Concilio Vaticano II, particularmente las referidas a las afirmaciones del concilio sobre libertad religiosa, ecumenismo y separación de la Iglesia y el Estado. Mientras el superior general de origen suizo prefiere resolver esas cuestiones doctrinales antes de aceptar el status canónico en la Iglesia, destaca su apertura para alcanzar una posición de compromiso provisional con el Vaticano. «Si Roma nos da suficientes garantías, por así decirlo, de supervivencia, pienso que probablemente lo consideraremos realmente -dijo. No tenemos ningún problema con que la Iglesia nos reconozca, por supuesto».