(Nicolás de Cárdenas/ReL) Francisco Vázquez hizo alarde de su galleguismo en su paso por el curso «Ética y futuro de la democracia» que se ha celebrado ayer y hoy en la Universidad CEU San Pablo de Madrid. Tras hacer un exhaustivo repaso a la doctrina católica sobre los derechos sociales en relación con la democracia, rehuyó de manera reiterada manifestarse sobre asuntos candentes de la actualidad. Sin emabrgo hubo otros que los manifestó con claridad. Vázquez aseguró que «el único líder que ha hablado con claridad, frecuencia y profundidad» sobre los derechos sociales ha sido Benedicto XVI, no obvió criticar a la Iglesia en España, al asegurar que ésta ha planteado «concierto complejo la Doctrina Social de la Iglesia» a pesar de reconocer los frutos y virtudes de la práctica de esa doctrina. Eso sí, no quiso dejar pasar la oportunidad de calificar de «prueba de la tergiversación», la polémica surgida en torno a las palabras manipuladas del Papa en África sobre el preservativo y el sida. A preguntas de algunos de los presentes, que incidían en su condición doble de contrario al aborto y socialista, no quiso entrar en valoraciones por «prudencia diplomática» y por «no dar titulares a tres días de unas elecciones», asunto en el que coincidió literalmente, con José María Aznar, que intervino en el mismo foro por la mañana. Al menos, esa prudencia se manifestó cuando las cuestiones que se le dirigían eran relativas a su militancia política y asuntos morales o a compañeros de disciplina política. En concreto, y aunque proclamó con vehemencia que es «contrario al aborto como católico y socialista» -posición que calificó de «pública y notoria»- se negó a comentar las afirmaciones de la ministra Aído sobre la naturaleza «no humana» de un niño de 13 semanas de gestación. Del mismo modo, cuando ReL le requirió que ratificara si, como había afirmado José Bono el día anterior en el mismo foro,
«la moral va por un lado y las ideas partidistas por otro». Sin embargo, sí estimó oportuno entrar a valorar la posibilidad de la limitación de la objeción de conciencia para médicos y farmaceúticos en la Ley del Aborto que prepara el Gobierno, al afirmar que no cree que haya «una amenaza a la libertad de conciencia» en España.