(Nicolás de Cárdenas/ReL) Como estaba previsto, el presidente del Congreso, José Bono, intervino esta mañana en el cursode verano «Ética y futuro de la democracia» en la Universidad CEU San Pablo con una conferencia sobre el periodo histórico de la Transición española. Pero lo que más interés ha suscitado en la presencia del veterano político ha sido su negativa, por dos veces, a pronunciarse sobre la reforma de la ley del aborto que elabora el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero: «No he venido a ser interrogado» ha asegurado Bono, que, ante el asombro del público a su negativa a responder sobre el espinoso asunto, espetó con displicencia: «Ustedes pueden seguir con sus murmullos», no sin antes asegurar que «tengo una posición personal que no pienso dogmatizar ni imponer» y que no es partidario de que «una mujer que aborta en determinadas circunstancias vaya a la cárcel», aunque nadie le había preguntado por esa cuestión. Como tampoco quiso desaprovechar la oportunidad para negar que pertenezca a la masonería. Tampoco fue interogado por ese asunto. Bono, que se ha definido como «socialista, patriota y autónomo», ha asegurado que «la moral va por un lado y las ideas partidistas por otro» y, en su caso, ha relativizado la importancia de lo que ha llamado su «sentimiento religioso» ya que , según su visión, «somos libres de sentirnos cristianos», aunque «separados» de los que están «instalados» en el dogma. Aún así, ha asegurado que «mi religión es la del amor. Creo más que defiendo el dogma. Me importa más el componente de fe que el componente dogmático». En la misma línea, al definirse como socialista, manifestó que «las creencias no son trasladables a la política» y que, en concreto, los socialistas «no tenemos catecismo ideológico». Durante su conferencia, el líder socialista destacó, entre otras, la figura del cardenal Vicente Enrique y Tarancón a quien le reconoce un papel «fundamental» durante la Transición.