(Nicolás de Cárdenas/REL) Con una conferencia bajo el título de «Democracia y Estado de Derecho», el Gran Canciller de la Universidad CEU San Pablo, Alfredo Dagnino, clausuró la primera jornada del curso «Ética y futuro de la democracia» promovido por la Fundación García Motrente y la propia Fundación CEU San Pablo. El ponente centró su disertación en los «fundamentos prepolíticos» que emanan del Derecho Natural como fundamento de una «auténtica justicia». «La soberanía del legislador -apuntó Dagnino- es limitada. Las leyes que rebasan los límites son injustas aunque las sustenten las mayorías». Este calificativo merecen, a su jucio, textos legales como los referentes al aborto, la equiparación de las uniones homosexuales al matrimonio o los decretos relativos a la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Ante este rosario de leyes «injustas», Dagnino alertó de la «urgencia de una propuesta de regeneración del orden político» en la que se afirmen las bases morales del bien común y se reconozcan los valores cristianos que inspiran la dignidad humana. «La única respuesta posible a la crisis de Occidente es el cristianismo», añadió más tarde. El Gran Canciller expresó su convencimiento de que a día de hoy, no hay otra formulación política con un grado mayor de legitimidad y equidad que la democracia, pero que «no se puede sacralizar porque se la desvirtúa y se lleva a formas de fundamentalismo democrático». En este sentido, «los católicos debemos contribuir a construir una auténtica sociedad democrática» y para ello «pedimos, es más, exigimos la libertad y el respeto para poder proponer y para que no se nos vea como un peligro o una ofensa para la democracia». En todo caso, además de alentar a la contribución de los cristianos a la democracia, Dagnino aseguró que, a la postre, «Hay que sembrar sin preocupación» pues «los resultados están en manos de Dios».