(Zenit/ReL) En medio de escándalos de sacerdotes que han conmocionado en los últimos tiempos a la opinión pública, Benedicto XVI convoca un «año sacerdotal» para mostrar que los fallos de éstos no son representativos de la gran mayoría del clero. Así lo explica el prefecto de la Congregación vaticana para el Clero, el cardenal Claudio Hummes, en una carta enviada con motivo del año sacerdotal, convocado por Benedicto XVI a partir del 19 de junio con motivo del 150 aniversario de la muerte de san Juan María Bautista Vianney, el santo cura de Ars. Según aclara el purpurado brasileño será «un año positivo y propositivo en el que la Iglesia quiere decir, sobre todo a los sacerdotes, pero también a todos los cristianos, a la sociedad mundial, mediante los medios de comunicación globales, que está orgullosa de sus sacerdotes, que los ama y que los venera, que los admira y que reconoce con gratitud su trabajo pastoral y su testimonio de vida». El cardenal Hummes reconoce que «es verdad que a algunos se les ha visto implicados en graves problemas y situaciones delictivas». «Obviamente es necesario continuar la investigación, juzgarles debidamente e infligirles la pena merecida», aclara. Sin embargo, añade, «estos casos son un porcentaje muy pequeño en comparación con el número total del clero». «La inmensa mayoría de sacerdotes son personas dignísimas, dedicadas al ministerio, hombres de oración y de caridad pastoral, que consumen su total existencia en actuar la propia vocación y misión y, en tantas ocasiones, con grandes sacrificios personales, pero siempre con un amor auténtico a Jesucristo, a la Iglesia y al pueblo; solidarios con los pobres y con quienes sufren». «Es por eso que la Iglesia se muestra orgullosa de sus sacerdotes esparcidos por el mundo», subraya la misiva del cardenal. El Año Sacerdotal empezará el 19 de junio, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, con la celebración, presidida por el Papa, de las Vísperas ante las reliquias de san Juan María Vianney, llevadas a Roma por el obispo de Belley-Ars. Al anunciar este año, el 16 de marzo pasado, Benedicto XVI explicó que con este año quiere «favorecer esta tensión de los sacerdotes hacia la perfección espiritual de la cual depende, sobre todo, la eficacia del ministerio». Por este motivo, el cardenal Hummes considera que debe ser, ante todo, «un año de oración de los sacerdotes, con los sacerdotes y por los sacerdotes; un año de renovación de la espiritualidad del presbiterio y de cada uno de los presbíteros». Por otra parte, el purpurado considera que este año debe dar la oportunidad para examinar «las condiciones concretas y el sustento material en el que viven nuestros sacerdotes, en algunos casos obligados a subsistir en situaciones de dura pobreza». Al mismo tiempo, espera que en este año tengan lugar «celebraciones religiosas y públicas que conduzcan al pueblo, a las comunidades católicas locales, a rezar, a meditar, a festejar y a presentar el justo homenaje a sus sacerdotes». Con creatividad, el cardenal pide que en cada conferencia episcopal, en cada diócesis o parroquia o en cada comunidad eclesial «se establezca lo más pronto posible un verdadero y propio programa para este año especial».