En el Día Mundial contra la Trata de Personas, es interesante escuchar la voz de las religiosas adoratrices y su Fundación de Solidaridad Amaranta, que atienden a casi 10.000 personas al año a través de 120 programas sociales orientados a la liberación y reinserción de las mujeres explotadas por la prostitución o víctimas de la trata.
“Son muchas las mujeres que viven atrapadas en lugares de explotación y violencia; mujeres que carecen de alimento; mujeres que por falta de medios han perdido la habitación o el lugar donde a duras penas vivían; mujeres que perdieron sus precarios puestos de trabajo; mujeres lejos de su familia, de sus amigos, de su cultura”, señalan estas entidades.
Este año, muchas mujeres que con las adoratrices estaban saliendo de la prostitución -actividad que suele implicar estar aislada y encerrada bajo vigilancia de los "jefes" en los prostíbulos- de repente se han encontrado en un nuevo confinamiento a causa del coronavirus. Para ellas, ha tenido connotaciones especialmente duras. Muchas son emigrantes y, desde España, han seguido con preocupación la expansión del virus en sus países de origen, temiendo por sus seres queridos.
La hermana Aurelia Agredano, responsable de Cooperación de Amaranta, alaba la fortaleza de muchas de estas mujeres. “Es muy difícil mantener la esperanza frente a un futuro incierto, frente a la burocracia, la falta de documentación y un largo etcétera de necesidades básicas que cubrir; y ahora, con la incertidumbre añadida de qué les sucederá, en un contexto en el que el trabajo siempre es más difícil de encontrar, los cursos se detienen, la justicia se retrasa...”, explica.
Ayudando a las mujeres en apuros desde 1845
Santa María Micaela fundó la primera casa de las Adoratrices en Madrid, en 1845, para dar amparo a jóvenes marginadas y enfermas, mayoritariamente víctimas de la prostitución.
Desde su aprobación como Congregación en 1856, las Adoratrices acompañan a mujeres que han sufrido explotación, violencia, y otros tipos de exclusión, desarrollando una importante acción social en este ámbito en 25 países de Europa, América, África y Asia.
En España, en 2006 crean la Fundación Amaranta con este mismo fin y, en la actualidad, apoyan a casi un millar de beneficiarias en el marco de sus programas dirigidos a mujeres en contextos de prostitución y/o víctimas de la trata con fines de explotación sexual.
La aristócrata y el chal bonito
Las cosas no han cambiado mucho desde 1845, cuando con 36 años la aristócrata Micaela Desmaissières y López de Dicastillo, vizcondesa de Jorbalán, abrió su primer colegio para chicas rescatadas de la prostitución. Pero la toma de conciencia de Micaela (hoy Santa Micaela del Santísimo Sacramento) no llegó de la mano de una prostituta sino de una chica de familia rica.
Santa María Micaela del Santísimo Sacramento puso en
marcha una obra de acompañamiento y superación que
aún hoy da muchos frutos y ayuda a muchas mujeres
La joven vizcondesa, aconsejada por el padre Carasa, jesuita, ayudaba con frecuencia, de incógnito, en el hospital de pobres de San Juan de Dios.
Allí encontró una chica de la calle, abandonada, que sin embargo conservaba un bonito y muy caro chal. Había sido de familia rica, pero unos hombres la sedujeron y después de usarla sexualmente la abandonaron, y ella ya no podía volver a su casa. Micaela consiguió que la chica se reintegrara en su familia.
En el siglo XX no hay apenas condena ni crítica social contra los seductores ni las seducidas, pero el abandono, el daño emocional y los hijos sin padre son más frecuentes que nunca... acompañados por unos 100.000 abortos anuales en España. Además, la prostitución es un tema tabú para los políticos españoles, que no mueven ni un dedo para combatirla.
Los frutos de santa María Micaela
Micaela fundó un colegio para chicas en 1845 en Madrid y en 1850 dio el gran paso: dejó definitivamente la vida aristocrática en la corte de Isabel II y se fue a vivir con las chicas. Poco a poco atraería colaboradoras y nacerían las Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y la Caridad (www.adoratrices.com) que han atendido en su historia a miles de mujeres en apuros y en España son probablemente la realidad eclesial que mejor conoce y combate la prostitución, la trata de mujeres y sus lacras asociadas.
Según datos de la ONU, hacia 2020 el 71% de las personas afectadas por la trata a nivel mundial son mujeres y niñas, y casi 3 de cada 4 mujeres y niñas víctimas de la trata lo son con fines de explotación sexual.
Un vídeo de hace pocos años sobre el voluntariado con Fundación Amaranta y las adoratrices