(N.C/ReL) Sabio es el refrán que dice que Dios aprieta, pero no ahoga. Bien lo saben el padre Enrique González Gil, impulsor de la casa de acogida «Don de María», que vio cerrada sus puertas este invierno en Madrid tras una orden del alcalde Alberto Ruiz Gallardón. Aquello fue un mazazo para el albergue conocido popularmente como la «Casa del Pobre», que tenía su sede en la calle Mayor de la capital. Como describe a ReL Carmenla Calvo, una de las más estrechas colaboradoras de quien fuera director espiritual del seminario conciliar de Madrid, fue «muy doloroso» vivir el último invierno sin poder abrir la puerta «porque los pobres que vienen son los que , por distintas razones (limpieza, embriaguez, turnos de acogida) no tienen sitio en otros albergues». Su único consuelo era atender a los que llamaban para ofrecerles mantas y algo caliente, pero sin poder ofrecerles un techo donde pasar la noche. Como decimos Dios aprieta, pero no ahoga. La labor desinteresada del padre González y un «núcleo duro» de voluntarios que se acerca a la veintena, no pasó desapercibida en la sociedad madrileña. Así, ya en el año 2000, dos mujeres, madres de familia, donaron de forma altruista un local en la zona de Carabanchel. En aquel momento, sin embargo, el ayuntamiento no les había concedido aún los permisos de obra necesarios para el acondicionamiento. Desde entonces, fueron sorteando todos los requisitos burocráticos hasta que, coincidiendo con el traslado forzoso de la calle Mayor, pudieron solventarse.
El corazón del Padre Ahora, trabajan a marchas forzadas para poder completar los trabajos de rehabilitación, que han tasado en un presupuesto de 300.000 del que sólo han logrado cubrir «un tercio», según acredita Carmela Calvo. Cifra que no evoca con desesperanza, pues «son muchos los que se están moviendo con correos electrónicos para recaudar lo necesario» y poder así, acoger a unos 80 desheredados de las calles de Madrid, a los que seguirán recibiendo con la filosofía de siempre: «una mínima identificación, por consejo de la Policía, y respetar el cuidado y el ambiente de la casa». Ni turnos, ni obligación de asearse, ni veto a alcohólicos o drogadictos porque «la idea es que la casa esté siempre abierta, como el corazón del Padre», señala Carmela. Así, precisamente, será bautizado el nuevo albergue «El corazón del Padre» que, sin embargo, mantendrá una estancia bajo la denominación de «Don de María», nombre de la casa de la calle Mayor ahora cerrada para convertirse, por orden del alcalde, en un «centro de interpretación» de la muralla árabe de Madrid. El objetivo es tener todo listo para continuar con esta labor en el mes de noviembre, cuando comiencen los rigores invernales de Madrid y mantener abiertas, como el Corazón del Padre, las puertas a los indigentes. El problema de financiación se va solventando, con pequeñas aportaciones de muchos, pero, aún así, queda mucho agujero por cubrir. La cuenta corriente de Caja Madrid en la que se pueden hacer donaciones es 20381016-34-600691785. Por ello, Carmela Calvo anuncia que van a celebrar un Festival a beneficio del albergue en la parroquia de San Jorge en Madrid el próximo día 13 de junio, donde actuará el grupo
Pitovnis, uno de los nuevos fenómenos del pop español con más futuro. La inicitiva trata de llegar al mayor número de personas que puedan aportar su pequeña o gran ayuda a este proyecto. La entrada será un donativo de 5 euros, «o lo que quieran aportar», según ha declarado a ReL Alejandro Arias, uno de los integrantes de la formación musical madrileña. Incluso, están planeando algún otro concierto con algún artista católico de reconocido prestigio mundial.